7.5.07

CHÁVEZ ES SOCIALISMO

No se puede entender el momento político, mucho menos construir una estrategia correcta, sin un diagnóstico acertado de las fuerzas en pugna.

En el seno de la Revolución Bolivariana aparecen claramente dos corrientes en lucha feroz por la hegemonía del proceso, por colocar la renta petrolera al servicio de un proyecto determinado de país. Veamos.

La neoligarquía, que a la sombra del Estado ha conseguido acumular capital en cantidades tales que la convierten en una poderosa clase emergente, con intereses económicos comunes, que se organiza y trata aceleradamente de consolidar una expresión política para enfrentarse a la corriente socialista.

La neoligarquía emergente tiene varias contradicciones que resolver:

Primero, debe ser chavista, derivan su fuerza política del caudal chavista, pero al mismo tiempo el discurso y la práctica socialista del Comandante va contra sus intereses.

Segundo, debe dar respuesta a las expectativas de la sociedad que exige satisfacción de sus necesidades, las naturales y las artificiales, creadas por un consumismo insensato, pero por la vía capitalista no lo consigue, y no puede tomar el camino socialista porque va contra sus intereses. Es una clase sin futuro, pero con capacidad de hacernos mucho daño.

La neoligarquía intenta resolver sus contradicciones deteniendo al Socialismo: lo privan de su aliento constructor, lo debilitan y debilitan al Comandante, porque en Venezuela sin Chávez no hay Socialismo, y sin Socialismo no hay Chávez. Para eso cuenta con la pequeña burguesía, que es su clase operativa y suplidora ideológica. El proyecto de la pequeña burguesía tiene como misión histórica detener al Socialismo y abrir camino a la restauración capitalista.

Por un lado, despolitizan el proceso, es decir, pretenden despojar a la política de su esencia, de ser lucha entre proyectos distintos, antagónicos, que obedecen a intereses económicos distintos, antagónicos, a visiones del mundo opuestas: los intereses de los capitalistas en oposición a los intereses de las grandes masas despojadas.

La colaboración de intereses que proponen no pasa de ser una ilusión que siempre conducirá al fracaso, porque en el país ya no caben las conciliaciones, ni políticas ni económicas.

Proponen un partido que deja de ser instrumento político de los desposeídos, y se transforma en un conglomerado inocuo, desdibujado, despolitizado, donde sospechosamente, dicen, cabemos todos.

En lo económico impulsan formas que presentan como híbridos novedosos, cuando en realidad son vetustas formas capitalistas ñoñas, que se enfrentan a la economía socialista.

La política neoligarca nos lleva a un callejón sin salida: no conseguirán resolver ningún problema, ya sabemos que el capitalismo no resuelve. Pero, además debilitarán al Comandante al despojarlo de su vigor socialista. Entonces, por esa vía cosecharemos indefectiblemente un Pueblo desconcertado, escéptico, amotinado. Y abriremos vías a respuestas fascistas.

¡El proyecto neoligarca es un enemigo principal, y el deber de los revolucionarios es derrotarlo, de no hacerlo la neoligarquía disolverá de nuevo a la Gran Colombia y truncará el sueño bolivariano!

¡El Socialismo se construye con Socialismo!

¡Chávez es Socialismo!

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