La
unidad y la disciplina son conceptos estrechamente ligados a la ideología y a
los objetivos políticos. Hoy en Venezuela su estudio y su aplicación tienen
vital importancia para el triunfo de la Revolución.
Con motivo de las elecciones regionales, la
oligarquía, serpiente manipuladora, mantiene una ofensiva de confusión sobre
las bases bolivarianas, trata de fracturar el apoyo al Comandante y a la
Revolución , nos invita a ser desleales.
Dos vertientes principales tienen las elecciones
regionales: una, la filosofía profunda del Socialismo enfrentada al
capitalismo, y otra, el comportamiento combativo socialista de la base
bolivariana. Las dos vertientes confluyen en la unidad y en la disciplina.
Veamos.
La esencia del capitalismo es la fragmentación de la
sociedad, la divide en tantos fragmentos como individuos existan. Así instaura
el reino del egoísmo y de la competencia, la guerra de todos contra todos, el
hombre lobo del hombre. La sociedad capitalista padece esta enfermedad que la
lleva a la extinción, está contaminada de egoísmo y desamor.
En contraste, el Socialismo busca rescatar la armonía
social para que todos vivamos como hermanos y la suerte de toda la sociedad
dependa de la suerte de cada individuo, así la suerte del individuo está
estrechamente ligada al destino de la sociedad. Tomar conciencia de esta unión
es clave para construir un mundo con la mayor suma de felicidad posible.
Con estas reflexiones estamos en condiciones de pensar
la Unidad y la Disciplina en las elecciones de diciembre. La Unidad es un
concepto que pertenece al Socialismo. La unión del humano es imprescindible
para fundar el mundo del futuro, el de Bolívar y el de Argimiro. Es la esencia
de ese mundo, es crisol de las mejores voluntades.
Al capitalismo lo une, transitoriamente, el odio
contra la causa del amor. La unidad para ellos significa unión de la infamia.
Se unen para expoliar, para asesinar la causa noble de la redención de los
humildes. Se unieron para asesinar a Cristo, para matar al Libertador, a Martin
Luther King, a Fabricio, y para masacrar a los humildes el 27 de febrero.
La unidad socialista es
esencial para construir la sociedad de la fraternidad. No es algo
circunstancial, por eso no podemos romperla al menor desacuerdo. La unidad es
alrededor de los que nos gusta y, también principalmente, de lo que no
nos gusta. Una divergencia táctica, momentánea, no puede poner en peligro la
estrategia. Ahora en las regionales no caeremos en la trampa de aislarnos del país,
de la sociedad, de fragmentarnos, ni pensar sólo en el Estado regional, en la
descentralización. Esa fragmentación ayudaría a los escuálidos, a los
capitalistas.
La estrategia correcta es proteger a Chávez, a la
causa de la sociedad integrada, y esos objetivos supremos los ponemos sobre
cualquier motivación táctica. Mantendremos la Unidad y la Disciplina.
Demostraremos que somos un pueblo consciente y maduro. Después arreglaremos
cuentas entre nosotros, pero no daremos ventajas a los enemigos del pueblo humilde.
¡Con Chávez es con sus candidatos, lo demás es traición!
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