En Venezuela la Revolución Pacífica se va conociendo a
sí misma desentrañando sus leyes inéditas. Somos un laboratorio histórico, todo
lo que aquí sucede se convierte en enseñanzas, en lecciones de la vía pacífica
para la liberación del humano. Somos una cátedra, es nuestra responsabilidad
reflexionarnos.
Estamos sumergidos en unas elecciones regionales que
dejan a su paso importante material para su estudio. Veamos.
Las elecciones regionales burguesas son instrumentos
formidables para la elevación del soporte fundamental de la dominación
capitalista: el egoísmo. En estas elecciones, como en ninguna otra, aflora la
ambición personal sobre el sentido de sociedad. La compulsión egoísta dirige
las acciones, los grupos mezquinos y las individualidades miserables emergen
como parodias desteñidas de emperadores romanos, de Calígulas y Nerones. Son
días en los que se expresa lo peor de la condición humana: se disputa lo pequeño,
se fragmenta a la sociedad en cascajos de egoísmo.
Sin embargo, también las elecciones regionales son
territorio, ocasión, para que aflore el polo opuesto de la condición miserable,
son oportunidad para el surgimiento de los grandes hombres que como suele
ocurrir emergen desde el miasma, se crecen en las dificultades, superan la
degradación del entorno y, desde la oscuridad, su brillo asombra al mundo.
Es así como en las elecciones regionales abundan las
zancadillas, las trampitas, los míseros juegos de la pequeña política. Pero
sobre todas esas miserias prolifera la deslealtad, ese es el pecado capital de
las elecciones regionales.
La oligarquía sabe que mientras impere la ingratitud,
la traición, habrá fragmentación social y sobre ella se construirá la dominación
burguesa. Es por eso que la lealtad es un arma revolucionaria. Es una lección
de esta Revolución Pacífica: la lealtad al líder, al Comandante Chávez
es, más allá del sentimiento, una condición política indispensable para la
salud revolucionaria, dota de cohesión a la Revolución, es un frente de batalla
importantísimo para la supervivencia, para la existencia de la Revolución.
Es en la lealtad donde se miden la fortaleza y el
avance ideológico de la sociedad. La lealtad es derrota del egoísmo, de los
valores capitalistas.
En estas elecciones regionales aparecen los dos
comportamientos: la miseria y también las más excelsas cualidades de la
condición humana.
Dentro de la Revolución, no podía ser de otra manera,
se encuentran los que por un plato de lentejas traicionan, los que se dejan
seducir por el pasado y no son capaces de renacer, de emprender el camino de
transformarse, de construirse hombres nuevos. Pierden la batalla escenificada
en su alma, son bajas de la guerra espiritual.
Pero asimismo aparecen los grandes gestos de los
revolucionarios que luchan por alcanzar, como decía el Che, "el
escalón más alto de la especie humana: ser Revolucionario". En
estas elecciones, territorio de enfrentamiento, se mostrará lo que somos como
pueblo y también lo que somos como individuos.
¡Con Chávez es con sus candidatos, lo demás es
traición!
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