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Tú ofreces uno, yo ofrezco dos
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Tú ofreces cuatro, yo ofrezco ocho
Así
transcurrían las campañas regionales burguesas. Los Revolucionarios no podemos
caer en elecciones convertidas en carrera de promesas frívolas. Es necesario,
vital, darles otro contenido. La campaña revolucionaria no puede parecerse a la
campaña oligarca, no puede haber una sola campaña. Eso sería condenar a la
Revolución , estancarla, privarla de la Conciencia del Deber Social de las masas.
A
escasos días para las elecciones regionales los candidatos y gobernadores de la
Revolución han mostrado conductas que los dignifican y los diferencian de los
oligarcas. La actitud digna de Tarek, de Isea, de Cabezas, acompañando a los
candidatos que los sustituirán, es ejemplo de desprendimiento, de lealtad que
educa, los eleva como hombres nuevos de la Revolución. Esto aunado a los casos
de rectificación, de autocrítica, nos señalan el rumbo de la diferenciación
ética, así los revolucionarios comienzan a señalar el camino hacia la
construcción de las nuevas relaciones humanas.
La
campaña no puede tener un solo estilo, son dos posiciones que deben expresarse
en la contienda, ésta debe ser ante todo el choque de dos visiones del mundo:
el Socialismo y el capitalismo. En la manera de enfrentar los problemas
concretos, regionales, debemos demostrar que el Socialismo es la única solución
posible a los problemas de la existencia. Desde lo individual hasta las grandes
dificultades de la humanidad, todo está relacionado. Un estado no puede
resolver sus asuntos de forma aislada, porque ellos no están aislados, tiene
que inscribirse en un proyecto nacional y mundial. No entender esto, no
presentar así la situación, es propio de la visión mezquina que nos condena a
ser víctimas del capitalismo.
Los
candidatos nuestros forman parte de un proyecto nacional, deberían hacer un
acto con Chávez, demostrar que luchan por integrar a la sociedad, que estamos
en lucha feroz contra la desintegración y, si vamos más profundo, podemos decir
con Martí la integración de toda la humanidad. No podemos, por
necesidades tácticas, coyunturales, caer en el fraude burgués de la
descentralización y contribuir a la descentralización de la política, de la idea
revolucionaria. La descentralización es una posición burguesa,
contrarrevolucionaria.
Sin dudas la calidad de la campaña determinará la calidad de la gestión
revolucionaria y la aceptación, la comprensión de las fallas y aciertos por
parte de las masas de ese gobierno regional.
Sólo
transformando cada escenario en un territorio de confrontación entre las dos
visiones del mundo la Revolución podrá madurar, avanzar. La batalla contra lo
viejo es total, no hay actividad humana que escape al choque de la civilización
que se extingue con la que nace. Todo, desde la economía hasta las elecciones
regionales, pasando por la cultura, es parte de este choque. No se puede bajar
la guardia en ningún campo ni dar concesiones en alguno de ellos, como ser socialista
en lo político pero no en lo social o en lo cultural.
¡Con Chávez es con sus candidatos, lo demás es
traición!
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