El 4 de febrero, con el Comandante Chávez, renació la esperanza de concretar el sueño de Bolívar. Se abrieron las puertas de la historia, se comenzó a andar el espinoso camino de la redención de un pueblo. No ha sido fácil, siempre que los humildes intentan tomar control de su rumbo, los oligarcas, con mil armas, se confabulan contra los sueños.
Así fue con Cristo el redentor, la Cruz , subir el Gólgota solitario, abandonado por un pueblo que manipulaban las oligarquías imperiales. Ese fue el destino de aquel intento de derrotar, con las armas del amor, al Imperio Romano.
La historia está marcada por la lucha de los desposeídos contra sus explotadores, despojadores del derecho a una vida digna. Hoy vivimos una de esas importantísimas y hermosas batallas: La Revolución Bolivariana.
Desde el 4 de febrero el pueblo sintió la brisa fresca del cambio verdadero, aquel gesto indicaba el regreso de los hombres que tienen sentido de sociedad, que aman al prójimo como a sí mismos, que todo lo consagran por el bien de la Patria.. .
Los oligarcas tienen, como dijo el Che, un fino olfato para detectar a sus enemigos, husmearon pronto el peligro que nacía con la gesta del 4 de febrero y se confabularon contra ella. Usaron todo su arsenal en el ataque.
Se han cometido errores, pero ninguno anula la posibilidad de seguir avanzando, por cada error, por cada falla, mil aciertos, mil caricias amorosas a los humildes, mil intenciones de su liberación. Por cada traidor, un millón de combatientes entregados a la causa social, por cada desertor, por cada débil, por cada seducido por lo material, un millón de santos, porque santo es el que asume la causa de los pobres de la tierra.
Hemos avanzado. En cada paso nuevos retos que supimos superar, en cada encrucijada escogimos la vía correcta, al lado del Comandante, de la Revolución , nunca nos dejamos confundir.
Hoy enfrentamos el reto del gran salto hacia el futuro. Es imprescindible que nos transformemos en políticos, que abandonemos posturas reivindicativistas que nos limitan al mezquino ombligo, nos hace olvidar que somos ante todo miembros de la sociedad, y nuestro deber es la construcción de una sociedad que concrete el clamor de El Libertador de acabar con los hombres mercancías.
Vivimos días que reclaman la grandeza del Libertador, quien todo lo consagró a la creación de la Patria , son días del Che Guevara. La historia nos da la oportunidad de ser combatientes de Carabobo. Tenemos el reto de pasar por sobre lo pequeño y asumir la gran batalla de estos tiempos, la defensa y la construcción del Socialismo.
Hacemos un llamado para nuclearnos, unirnos alrededor de una consigna principal:
Defensa del Comandante Chávez, que es la defensa del Socialismo: el 7 de octubre debe ser una victoria similar a Carabobo.
Ninguna tarea, ninguna reivindicación, ninguna distracción debe perjudicar la gran tarea de vencer de nuevo en Carabobo. Nadie sobra, todos, individuos y organizaciones, justos y pecadores deben ser parte de esta batalla.
¡Radicalmente Chavistas!
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