Los conceptos son pilares de una ideología, la reflejan, la expresan. Es por eso que los revolucionarios deben estar atentos a los conceptos propios de la ideología revolucionaria, pensarlos, analizarlos, ponerlos a prueba en la práctica.
La oligarquía mantiene asedio a los conceptos revolucionarios, los desvirtúa, los decolora, así confunde y crea terreno propicio para los extravíos.
A medida que la Revolución avanza las exigencias de rigurosidad teórica se van haciendo más perentorias, una equivocación puede traer graves consecuencias y hasta la derrota.
Siendo así, muchos son los conceptos que debíamos afinar:
Es necesario analizar el concepto de propiedad, deformado por la oligarquía, utilizado en sus campañas, estimulador del miedo al despojo. La Revolución no ha podido dar respuesta a esta embestida ideológica y hemos cosechado debilidades.
Otros conceptos importantes de estudiar son los conceptos del poder, qué significa poder para el pueblo, cuál es el concepto de Estado, de clases, de ideología de las clases, cómo esos conceptos, que son patrimonio de la Revolución universal, se adaptan a nuestras condiciones.
La tarea es urgente, no podemos seguir avanzando sino al impulso de conceptos esclarecedores.
Hablemos del concepto de pueblo: hasta ahora se ha usado de manera poética, sublimado, con contornos poco precisos, con contenido ideológico difuso. En la primera fase de la Revolución, mientras el enfrentamiento era entre cuerpos sociales bien definidos, nos fue útil. En la fase actual, cuando los campos en pugna son difusos, se muestra inoperante, es necesaria mayor precisión, los oligarcas construyen una ofensiva ideológica que exige mayor definición, ellos se cuelan por las grietas que dejan nuestras debilidades teóricas.
Es necesario asimilar el concepto Pueblo a la Lucha de Clases, de esta manera le daremos precisión, ya no será difuso, el pueblo para nosotros serán los humildes, los desposeídos de toda propiedad de los medios de producción, agrupados alrededor de la ideología del proletariado, de los trabajadores.
Ideología que plantea la hegemonía de la Propiedad Social de los medios de producción como soporte de la hegemonía de la Conciencia del Deber Social. Única manera de construir el Socialismo, de hacer propietaria de los medios de producción a toda la sociedad, de liberar al trabajo.
Con este contenido el concepto adquiere carácter revolucionario y será útil en el enfrentamiento contra los oligarcas, que andan por allí envalentonados tratando de medrar de nuestras imprecisiones ideológicas.
Ellos representan a los oligarcas creadores de miseria, que vienen desde la independencia chupando la sangre y el sudor de este Pueblo (recuerden el concepto). Nosotros, la Revolución Bolivariana, representamos al pueblo (recuerden el concepto).
Delimitados los campos: oligarcas en una trinchera, Pueblo en la otra trinchera, tendremos claras las características del enfrentamiento. Haremos consciente la necesidad de un cambio profundo en la estructura económica oligarca, en la cultura que sustenta a esa economía, en las relaciones entre los humanos, en resumen, entenderemos la necesidad de fundar un nuevo mundo y un hombre nuevo.
¡Con Chávez!
La oligarquía mantiene asedio a los conceptos revolucionarios, los desvirtúa, los decolora, así confunde y crea terreno propicio para los extravíos.
A medida que la Revolución avanza las exigencias de rigurosidad teórica se van haciendo más perentorias, una equivocación puede traer graves consecuencias y hasta la derrota.
Siendo así, muchos son los conceptos que debíamos afinar:
Es necesario analizar el concepto de propiedad, deformado por la oligarquía, utilizado en sus campañas, estimulador del miedo al despojo. La Revolución no ha podido dar respuesta a esta embestida ideológica y hemos cosechado debilidades.
Otros conceptos importantes de estudiar son los conceptos del poder, qué significa poder para el pueblo, cuál es el concepto de Estado, de clases, de ideología de las clases, cómo esos conceptos, que son patrimonio de la Revolución universal, se adaptan a nuestras condiciones.
La tarea es urgente, no podemos seguir avanzando sino al impulso de conceptos esclarecedores.
Hablemos del concepto de pueblo: hasta ahora se ha usado de manera poética, sublimado, con contornos poco precisos, con contenido ideológico difuso. En la primera fase de la Revolución, mientras el enfrentamiento era entre cuerpos sociales bien definidos, nos fue útil. En la fase actual, cuando los campos en pugna son difusos, se muestra inoperante, es necesaria mayor precisión, los oligarcas construyen una ofensiva ideológica que exige mayor definición, ellos se cuelan por las grietas que dejan nuestras debilidades teóricas.
Es necesario asimilar el concepto Pueblo a la Lucha de Clases, de esta manera le daremos precisión, ya no será difuso, el pueblo para nosotros serán los humildes, los desposeídos de toda propiedad de los medios de producción, agrupados alrededor de la ideología del proletariado, de los trabajadores.
Ideología que plantea la hegemonía de la Propiedad Social de los medios de producción como soporte de la hegemonía de la Conciencia del Deber Social. Única manera de construir el Socialismo, de hacer propietaria de los medios de producción a toda la sociedad, de liberar al trabajo.
Con este contenido el concepto adquiere carácter revolucionario y será útil en el enfrentamiento contra los oligarcas, que andan por allí envalentonados tratando de medrar de nuestras imprecisiones ideológicas.
Ellos representan a los oligarcas creadores de miseria, que vienen desde la independencia chupando la sangre y el sudor de este Pueblo (recuerden el concepto). Nosotros, la Revolución Bolivariana, representamos al pueblo (recuerden el concepto).
Delimitados los campos: oligarcas en una trinchera, Pueblo en la otra trinchera, tendremos claras las características del enfrentamiento. Haremos consciente la necesidad de un cambio profundo en la estructura económica oligarca, en la cultura que sustenta a esa economía, en las relaciones entre los humanos, en resumen, entenderemos la necesidad de fundar un nuevo mundo y un hombre nuevo.
¡Con Chávez!
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