Son días lúgubres, la vida se nos escapa de las manos y no lo percibimos, seguimos andando como quien tiene asegurada la eternidad, somos irresponsables con nosotros, pero más con la existencia de las generaciones futuras, comprometemos su posibilidad.
El mundo se revuelve en una crisis total que sobrepasa los límites de la humanidad, ya no se trata de la guerra del hombre contra el hombre, ya la crisis alcanza a todos los rincones de la vida, desde la naturaleza agredida, hasta las finanzas en pánico.
Todo el planeta es conmovido por protestas, guerras, derrumbes de las economías. Ahora el primer mundo ya no puede vivir como en un sueño, se enfrenta al desastre creado frente a sus ojos cómplices, ya no hay forma de seguir consumiendo alocadamente. Los cambios climáticos anuncian el fin: llueve cuando esperamos sequía, las playas se borran, las sequías se prolongan junto a las hambrunas, ahora, literalmente, los mares se nos vinieron encima.
Mientras todo esto sucede una parte importante de la humanidad sólo encuentra como salida caer en manos de la demencia, de la antivida. En Chile eligen a un pichón de pinochet, en España vuelve la inquisición, los gringos practican la represión mientras preparan la llegada del Ku Klux Klan, ahora disfrazado de Tea Party, en Colombia la oligarquía festeja sobre las fosas comunes.
La locura avanza, aplastaron a Libia y ahora amenazan con ir por Irán. Las mentes más lúcidas del planeta alertan peligro nuclear, la guerra mundial es fantasma que recorre el mundo.
Es así, o la naturaleza se libra de una especie perversa que amenaza la vida, o esta especie insensata se suicida intoxicada de capitalismo.
En esta situación que amenaza con ser sepultura de todos, la parte más sana de la humanidad no consigue encontrar la puerta que la conduzca a la salvación. Reeditan las protestas que ya el capitalismo conoce y absorbe con facilidad, las transforma en mercancías, ya están vendiendo franelas de los indignados, el 99% es una marca publicitada por las grandes cadenas de televisión. Las protestas se mantienen dentro de la lógica del capitalismo generador de los males, se trata de remediarlos, no de superarlos.
La Revolución Bolivariana, nosotros, tenemos una gran responsabilidad con la humanidad, con las generaciones que vienen. No podemos apoltronarnos en la costumbre, en el fuego fatuo de triunfos roñosos, conformarnos con permanecer ¡No! eso sería un verdadero crimen de lesa humanidad. No son tiempos para la mediocridad, es necesario el vuelo alto del Cóndor.
Debemos asombrar al mundo, proponerle en la teoría y en la práctica un modelo de salvación, demostrar que es posible vivir, que es el Socialismo verdadero la garantía de la humanidad.
Es necesario tener la valentía de convocarnos para lo grande. Nosotros podemos. Los mediocres, las plañideras del pasado, militantes de la costumbre, nos ofrecen lo mezquino, seguir embriagados como si nada nos amenazara. No podemos permitir que nos quiten el derecho a existir.
¡Con Chávez resteaos!
1 comentario:
Generalmente, no opino mucho sobre que hay que hacer...Sabemos cuales acciones hay que tomar...Estamos claros,muy claros...Pero muy pocos lo estamos,se lucha si,todos los días por esa barbarie...Pero a veces recordamos a los ejércitos que creyeron en sus lideres de diferentes épocas,y fueron a batallar sin botas sin municiones...Solo con el corazón,contra el monstruo blanco...El invierno ruso...Hoy, las bases populares socialistas están siendo probadas en ese escenario...Sin apoyo local,con incluso saboteo pero...Adelante como siempre...¡¡¡Patria Socialista!!! No nos dejemos quitar el derecho a la vida...La consigna debe ser: ¡¡¡Mundo Socialista y Multipolar!!!¡Viviremos Venciendo...!
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