17.1.12

LA BATALLA DE LA ASAMBLEA (Martes 17-01-2012)

La batalla de la Asamblea Nacional fue un preludio de la guerra entre dos visiones de país.

La visión tradicional, rentista, socialdemócrata, que hace de la política un ejercicio de manipulación con la renta, la usa para distraer la desgracia del pueblo, para que todo siga igual.

Esta se enfrenta en choque violento con la visión revolucionaria que se abre camino con todas las dificultades y carencias teóricas y prácticas de la situación mundial, en la que el Socialismo había sido enterrado. Veamos.

El primer gran paso de la Revolución y del Comandante Chávez fue poner el Socialismo de nuevo en la escena mundial. De este primer paso se originó un difícil camino que aún transitamos: la búsqueda de nuestra teoría y práctica, en las condiciones inéditas de una Revolución pacífica, conviviendo con el enemigo, con su lógica, sus instituciones y su tradición. Se han cometido errores, también se ha acertado, pero lo que nunca se ha lesionado es el pilar fundamental de toda Revolución: ¡el amor al prójimo! el humanismo. Nadie nos puede acusar de inhumanidad, si algo se nos puede endilgar es exceso de bondad, de perdón, magnanimidad.

En la Asamblea, con el informe del Comandante Chávez, lo que surgió a borbotones fue la intención, la búsqueda de la Revolución, del camino de la redención de este pueblo y de la humanidad. Se mostró la primera etapa, que es la de saldar la espantosa deuda social dejada por el capitalismo rentista, por el puntofijismo. La intención amorosa se evidenció con claridad. Ahora bien, los capitalistas mostraron su mezquindad, su utilización de las tragedias para acopiar votos.

Al grave problema de la inseguridad lo quisieron manipular, pero el Comandante lo puso en su lugar, fue profundo, se elevó por sobre las moscas, aportó el concepto de que es ya un problema cultural que surge de las entrañas podridas del capitalismo, de sus valores.

Un diputado sacó un cartelito con la cifra de la inflación y fue demolido, mostrando su miopía que no alcanza a ver más allá de las fronteras nacionales, que ignora en su cortedad la difícil situación mundial.

Pero donde llegamos al límite de la decadencia política fue cuando maría corina abrió su alma de defensora de los intereses de los explotadores, y nos acusó de ladrones. Ellos, los oligarcas enriquecidos con el sudor y la sangre de los esclavos, de los obreros y, por último, con el despojo de la renta petrolera. Ellos, oligarcas apropiadores de tierras y de fábricas, ellos, capitalistas ladrones, nos acusan a nosotros que somos expropiadores de los expropiadores. ¡La expropiación es un acto de elevada justicia! Mostró maría el mismo odio que los mantuanos mostraron a Bolívar por liberar a los esclavos, es la misma acusación de los que asesinaron al Libertador.

María quiere debate, hace bien el Presidente en desestimarla. Sin embargo, nosotros en el Grano de Maíz estamos a la orden, escoja usted el sitio y la hora y habrá debate.

¡Chávez es Socialismo!

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