El hombre es el único animal capaz de imaginar. Esta cualidad lo diferencia del resto de la zoología, lo hace el más poderoso de los seres vivos, pero también el más frágil de los habitantes de la tierra.
Al imaginar creó la herencia cultural, superó a la genética, rompió las ataduras de la Biología y de la Física. Pudo volar, navegar, pensarse.
Al imaginar pudo engañarse, confundiendo lo imaginado con la realidad. Al otorgarle a lo deseado criterio de veracidad, entró en los pantanales de la visión distorsionada de la realidad, fue víctima de sí mismo. Así, en medio de esta deformación, se hizo posible la monarquía, un hombre investido con poderes absolutos por los otros hombres, y lo llamaron Rey.
Es así, la imaginación está en la base de la dominación del hombre pero también en los fundamentos de su liberación.
Sólo imaginando podemos tolerar que millones vivan en la miseria y otros millones sospechen que viven en la opulencia, cuando en el capitalismo todos somos "sepulcros blanqueados".
La imaginación nos permite tolerar un mundo como el nuestro, un mundo sin memoria, capaz de lanzar bombas atómicas que asesinan miles de niños sentados en sus pupitres, y de elegir una y otra vez a los verdugos de esos niños. Capaz de arrasar a varios países para apropiarse del petróleo que alimente el derroche de una sociedad desbocada. Un mundo donde un teléfono vale más que una vida.
Sólo imaginando podemos tolerar este mundo, que otorga al consumo de cosas el valor que negamos al humano. Podemos vivir aquí en un mundo con memoria corta y estupidez larga, que recuerda a los Beatles pero se olvida de Hiroshima, recuerda a Cy Young pero se olvida del asesinato de Lumumba, un mundo que supone que la ONU existe porque hace asambleas anuales donde hablan hombres que también suponen ser presidentes, y tener poder.
Sólo imaginando otro mundo podemos vivir en este. Sólo reconfortados con la esperanza de que es posible otro mundo podemos tener fuerza para vivir en este sarcasmo. Siempre ha sido así, los hombres vivieron durante milenios al calor de la esperanza de ganarse el cielo, de ir a ese mundo de armonía, de relaciones amorosas.
Es la hora de imaginar para cambiar, de tomar el cielo por asalto, de traerlo aquí con nosotros. Ya no hay tiempo, estamos a las puertas de la extinción, el planeta no soporta la locura de un imperio que cada día es más cruel, más dañino y ofensivo con la naturaleza. Vamos hacia la crueldad como forma generalizada de gobierno, el imperio ataca al hombre y ataca a la naturaleza con la saña del demente.
Nosotros en Venezuela tenemos las condiciones y el deber histórico de ser ejemplo en el enfrentamiento al monstruo capitalista. Es hora de imaginar para cambiar al mundo, la Humanidad debe vivir, es necesario vencer al capitalismo.
¡Con Chávez!
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