Es el mercado donde se transan las mercancías, todas, desde un bombillo hasta la fuerza de trabajo, todo, inclusive el voto en las elecciones burguesas. En el mercado las mercancías se cambian por dinero, y ese dinero por nuevas mercancías. La pregunta que surge es: ¿La “mercancía voto” se cambia por qué? El asunto merece investigación. Veamos.
Las elecciones burguesas son una inmensa operación de mercadeo, de venta de una mercancía llamada candidato. El proyecto, el plan de gobierno, no tiene importancia en el torneo, es algo así como los ingredientes de un shampoo que nadie ve, lo que vende es el empaque, la promesa de "dar al cabello el brillo del diamante", la calidad de la propaganda en la televisión, las vallas…
Igual pasa con los candidatos, son una mercancía. Lo decisivo es el envase, las cuñas, pero sobre todo las promesas, no importa que sean extravagantes, locas, lo imprescindible es que muevan el alma consumista y cubran la expectativa de saciar las falsas necesidades.
En las elecciones burguesas la falsa imagen cubre a la seriedad de un plan, al rigor de un pensamiento. Los candidatos acuden al mercado electoral y éste dirá, no quién es mejor, sino quién pudo engañar más, quién tenía mejor empaque, quien “se vendió" mejor.
Ahora, en pocos meses vamos a una elección burguesa, ya los candidatos-mercancías burgueses se lanzaron al mercado, son un cartel, una mafia, firmaron un pacto y el garante es la embajada gringa. Son varios proyectos que convergen en el odio a Chávez, lo aborrecen porque busca reivindicar a los humildes, lo detestan como antes condenaron al Libertador y crucificaron a Cristo.
Es difícil la elección que se avecina, es una inmensa operación de mercadeo, y tenemos una cultura del mercado, de la mercancía, de la falsa necesidad. Vivimos sumergidos en la manipulación de la publicidad, capaz de convertir a un veneno en alimento con la misma facilidad que convierte a un mequetrefe en estadista.
La sociedad comienza a sufrir el bombardeo de la manipulación electoral, llueven promesas y miedos, la mentira tomó cuenta del mercado electoral, la verdad desaparece, estamos en guerra cruel que busca cambiar el voto por ilusiones y miedos.
Muchas son las medidas pertinentes, lo importante es encarar el momento como una guerra contra un enemigo que tiene impresionantes armas de destrucción física, tantas como armas poderosísimas de manipulación del alma colectiva, éstas últimas son las que han empleado contra la Revolución nuestra, recordemos la Reforma.
Preparemos la batalla. No podemos seguir actuando con la misma lógica del pasado, estamos en una nueva situación que amerita nuevos comportamientos, estructuras adecuadas, organización apropiada y, sobre todo, correr el riesgo de romper con la lógica del mercado electoral. Tener la misma valentía que convirtió a Chávez en el líder.
Es así, esta Revolución se ha afianzado en el corazón del pueblo por su capacidad de romper la lógica de la cuarta y de mostrar un comportamiento, un sentimiento profundamente diferente al de los contrarrevolucionarios.
¡Con Chávez hay futuro!
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