20.8.11

POLÍTICA Y ELECTRICIDAD (Sábado 20-08-2011)

La crisis de la civilización mostró su cara trágica cuando el gobierno revolucionario intentó racionalizar el consumo eléctrico. El comportamiento de esta sociedad es una muestra de lo herida que está la humanidad, de lo difícil que será sanarla y la alta responsabilidad de la política en ese empeño. Veamos.

El gobierno revolucionario, en un intento de acabar con el despilfarro en electricidad, ensaya unas medidas de castigo-recompensa: los que disminuyan el consumo a límites racionales serán recompensados con bajo cobro, y los que despilfarren serán sancionados con multas. Todo esto en un ambiente de explicación de la necesidad de ahorro del recurso.

No tenemos datos suficientes de cómo funcionó la medida, pero si sabemos la reacción de los políticos.

"Roberto León Parilli, presidente de la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores Anauco, declara: “En el caso de usuarios residenciales, a la mayoría le están cobrando recargos de hasta 200%, y hemos recibido varias denuncias sobre irregularidades en la manera de realizar la medición", dijo "La medida es totalmente ilegal y violatoria de la Constitución".

Una posición similar tiene la presidenta del Consejo Legislativo del estado Zulia, Marianela Fernández: "introdujo un recurso de nulidad contra la resolución 74 que impone multas o contribuciones de entre 75% y 200% a las familias que no reduzcan el consumo o lo incrementen en más de 10% y 20%."

Igual actitud han tomado autoridades de Nueva Esparta.

Se evidencia una contradicción entre la política ramplona, egoísta, y los cambios necesarios para corregir el rumbo despilfarrador y suicida que lleva la humanidad. Las mezquindades políticas y económicas impiden las medidas necesarias para preservar la vida.

Los políticos maulas prefieren seguir la fiesta del despilfarro, la comodidad de adorar al "becerro de oro" para ganar votos inconscientes. No importa que mañana venga la debacle. Evitan la responsabilidad de decir la verdad a la sociedad, al contrario, estimulan la embriaguez de la malversación, son líderes criminales, nos conducen irresponsablemente al abismo.

La contradicción entre política ramera y el ahorro energético, es una manifestación, si se quiere pequeña, de otra contradicción mayor que la engloba: la contradicción entre intereses capitalistas enfrentados a la naturaleza, a la humanidad.

El capitalismo es incapaz de resolver los problemas que él mismo ha creado. Si no cambiamos la cultura capitalista no habrá salida para el humano, seremos una especie que utilizó la maravilla del pensamiento para crear un monstruo que la devoró: el capital.

En esta situación cobra importancia histórica la valentía del gobierno revolucionario de tomar esas medidas de consumo sensato de electricidad. Establece un precedente de sociedad con visión estratégica, dicta cátedra de dirigentes responsables capaces de decir la verdad aún a riesgo de la incomprensión.

La tarea de la Revolución, del Socialismo, es educar a la sociedad en la nueva cultura. Todo evento, todo instante debe tener esa meta. Merecen aprobación las medidas de ahorro, educan, rompen el paradigma clientelar que hemos padecido por cien años.

¡Sin Chávez no hay Socialismo, Sin Socialismo no hay Chávez!

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