Dada la sinvergüenzura del imperio y de la cúpula de la ONU, sumado a la voracidad por el petróleo y asistiendo a la brutal agresión de los países desarrollados contra Libia, podemos afirmar que entramos en una era donde, sin afeites, “la ley es la fuerza”. El imperio capitalista, en su necesidad de energía, viola todos los tinglados legales que él mismo había creado, y sustituye la autoridad de la ley por el reino de la fuerza.
La ONU fue despojada de toda ética, su presidente Ki moon, es un pelele que en cada declaración se hunde más en la evidencia de pertenecer a un organismo muerto. La OTAN, la verdadera ley, señorea, cual ave de rapiña, por sobre el planeta. La captura de energía es su única moral.
No es necesario ser un geopolítico para concluir que vienen por el petróleo venezolano, las reservas de la faja son un jugoso botín. Estamos situados en su “patio trasero”, los gringos nos consideran territorio de su pertenencia, la proximidad les confiere carta de propiedad. La agresión es inminente, sólo se discute cuándo.
Nosotros, la Revolución Bolivariana, de alto carácter pacifista, se hace preguntas: ¿Es evitable la agresión? ¿Es posible la paz? Pensemos respuestas.
Lo primero es entender que la captura del país por los gringos, sea directamente o por sus lacayos de la mesa u.s.a., traería miseria y violencia desmedida. A los gringos les interesa la propiedad del petróleo, y no se importan de la vida de los ciudadanos. Ellos significan la pérdida de la nacionalidad, la esclavitud de la patria. Libia es un espejo, pero también Irak, Panamá, Afganistán, Honduras…
La confrontación luce inevitable, pero en el horizonte lúgubre asoma una esperanza. Se trata de la opinión pública gringa: allá en las entrañas del monstruo está, paradójicamente, la mayor fortaleza de la paz.
La opinión pública gringa no soporta que su gobierno desate una guerra que le cueste un alto número de bajas, por eso las agresiones yankees comportan bombardeos implacables, aviones no tripulados, devastación y, sólo cuando han reducido las posibilidades de resistencia, bajan los marines a tierra.
De aquí que la única manera de detener las agresiones del imperio es prepararse de tal manera que el costo de una intervención sea insoportable para su opinión pública, hacer que opere el síndrome Vietnam.
Entonces ¿Cómo hacer la preparación militar, cómo disuadirlos?
La confrontación no puede ser sustentada en la tecnología militar, el imperio llevaría mucha ventaja. La confrontación debe ser soportada en la llamada “Guerra de todo el Pueblo”, o “Guerra difusa”, donde cualquiera puede ser un enemigo, donde todos causen algún daño al invasor. Sólo los pueblos organizados para resistir de esa forma disuadirán al imperio. Éste sólo se detiene ante sociedades dispuestas y organizadas para defenderse.
En la medida que tengamos esa capacidad, que estemos organizados y moralizados para resistir de esa forma, en esa medida evitaremos la guerra. La paz sólo pertenece a los pueblos que se preparan para la guerra.
¡Con Chávez Resteaos!
1 comentario:
Lamentablemente, quisiera creer en el razonamiento suyo sobre cifras nuestras esperanzas en el pueblo norte americano, pero lastimosamente no es así. el pueblo norte americano es un pueblo complice de los desmanes de sus gobiernos, es un publo que en su mayoria siente placer en sentir el poder de ser norteamericano. Venezuela para el gringo no es diferente a Libia, Irak y Afganistan. Somos un barril de petroleo que ellos necesitan para mantener su status de vida vacia y sin sentido ético ni moral. La revolución bolivariana a la hora de un conflicto estará solo como los ejemplo que hemos visto ultimamente, pues los que pueden cambiar la historia como China y Rusia no mostraran su poder porque en el fondo son parte de lo mismo "Imperios" que se ponen de acuerdo detras de sus victmas para quitar sus riquezas, pues ellos las necesitan, ya no soportan el precio tan alto del los derivados del petroleo.
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