Fidel escribe con la angustia del que avizora el fin. Conoce la solución para evitarlo, pero asiste a la inmensa estupidez de la humanidad poseída, caminando hacia el acantilado.
La gravedad de la situación es reconocida por las mentes más claras del planeta. Los organismos internacionales, ayer indiferentes, hoy advierten la hecatombe. Ya el asombro no es la ignorancia de la emergencia, ahora lo inaudito, lo inexplicable es cómo, conociendo el peligro, no hacemos nada para evitarlo.
Actúa la humanidad con locura, o mejor, poseída por un demonio, víctima de un fetiche, de un becerro de oro que ella misma creó, el capitalismo, y que ahora la domina, subyuga a pueblos y gobernantes, los conduce inermes a su destrucción.
Esta es la situación dramática, la conclusión es fuerte: la humanidad espontáneamente no tiene la capacidad de solucionar la crisis, que no es sólo ni principalmente ecológica, sino mental, cultural. El mismo fenómeno que destruyó el clima y el equilibrio ecológico, el capitalismo, también afectó gravemente la psiquis, la cultura humana, la alienó al punto que hoy padece una peste autodestructiva.
Por eso es necesario romper el círculo fatal que aprisiona a la humanidad, formado por los gobiernos que pugnan por mantenerse y por los pueblos que exigen que siga el derroche del sistema capitalista para poder aprobarlos.
La humanidad inconsciente necesita el ejemplo de pueblos y gobernantes que rompan el cepo, que tengan la lucidez y la valentía de iniciar otra manera de vivir.
La disyuntiva no es fácil. Quien plantee revolucionar, quien dicte las medidas necesarias, corre peligro de ser castigado por la inconsciencia popular, dirigida, aprovechada por dirigentes oportunistas insensatos.
Ya pasó entre nosotros: el gobierno hace un llamado, una sana insinuación a ser racionales con el gasto de gasolina, ni siquiera propuso medidas de recortes, ni siquiera racionamiento, y volaron los buitres detestables de la oposición a estimular la insensatez de la masa, para sacar provecho mezquino.
No se habló de la gravedad de la crisis que estrangula a la humanidad, no se habló de la necesidad de tener otras relaciones con la madre naturaleza que ya no aguanta.
El paso que deben dar los gobernantes del mundo no es fácil pero es vital, en él nos va la vida.
Es necesario correr riesgos. Es urgente tomar medidas. Se debería crear un ministerio para la respuesta a la tragedia climática. Una comisión de alto nivel para la planificación de las medidas de supervivencia, los países de la ALBA deben tomar acciones. La Asamblea debería iniciar jornadas especiales de estudio de la crisis, invitar ¡para oír! a pensantes como Krugman, el premio Nobel, o hasta el mismo Fidel.
La importancia principal de este gobierno de Chávez, la razón sagrada para apoyarlo, es que se trata quizá del único gobierno del mundo que puede reaccionar, cuando aún hay tiempo, construirse socialista, para que la sociedad pueda hacer frente a la crisis, y dé ejemplo al resto de la humanidad.
¡Resteados con Chávez!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario