El llamado fue claro: debemos organizarnos y trascender al “partido maquinaria electoral”. Importantísima la convocatoria. Existen muchas razones para apoyarla, veamos una de ellas.
El Socialismo debe ser obra de los hombres del capitalismo. Hay allí una paradoja, un círculo vicioso, similar a aquella pregunta: ¿quién educa a los educadores para la nueva sociedad? La interrogante encuentra solución en el Partido Revolucionario, esa es una de sus más importantes misiones, lo justifica.
Los Revolucionarios agrupados forman un organismo que los trasciende. Este organismo, en virtud de la convivencia revolucionaria, de la nueva relación de crítica afectuosa, resume y resalta lo mejor de cada uno de sus miembros, y minimiza sus defectos.
Se produce así un hecho milagroso: el organismo del Partido Revolucionario se exorciza, por la acción colectiva, de su herencia de valores capitalistas. Así surge un nuevo factor para el cambio, diferente y más revolucionario que cada uno de los individuos que lo conforman. Ese es el motor indispensable para la construcción y defensa del Socialismo.
Ese organismo, esa militancia, es la base para llevar el mensaje revolucionario. Su acción desde la nueva relación humana es un ejemplo que le confiere credibilidad a cualquier mensaje y a cualquier dato estadístico. El pueblo ve en esos militantes, en esos organismos, la prefiguración de la nueva sociedad, y la identifica como la buena nueva, la meta, la superación del egoísmo que nos impone el capitalismo.
Ese es el objetivo de la transformación del partido. La vigilancia, el cuidado de esos organismos, las críticas y, por qué no, las sanciones y amonestaciones, sin duda construirán al “educador de los educadores”.
De aquí surge una pregunta ¿Cuáles son los valores revolucionarios, de dónde vienen, por qué esos y no otros, cuáles son sus antagonismos con los valores capitalistas, cómo defenderlos, cómo mostrarlos indispensables, por qué sólo se manifiestan en colectivos?
Los valores éticos y morales del Socialismo emergen de las entrañas del cambio, del alma de la nueva sociedad, se trata de fundar al Hombre Nuevo, el hombre del Socialismo, y superar al hombre del capitalismo.
Si esto es así, es fundamental conocer cuál es la esencia del Socialismo, esa será la condición del Hombre Nuevo, y deberá ser la naturaleza de los organismos del Partido Revolucionario. Veamos.
El capitalismo tiene como base al egoísmo, la fragmentación social, la pérdida del sentido de pertenencia a la sociedad, el lucro material, el dinero, los bienes como justificación de la existencia: “mientras más tienes más vales”.
El Socialismo, en contraste, se propone rescatar la integración de la Sociedad, el sentido de pertenencia a ella, la comprensión de que sólo encontrados con la sociedad y no enfrentados a ella con el egoísmo, podremos realizar nuestro desarrollo individual, la existencia se justifica por la existencia de los demás. Esa relación fraterna entre los humanos, y de ella con la naturaleza, nos potencia y eleva las posibilidades de todos.
Pensemos en un hombre sin relaciones, un náufrago…y comprenderemos la necesidad del Socialismo.
¡Chávez es Socialismo!
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