En este rumbo de la Revolución Bolivariana hacia el Socialismo, son muchos los extravíos propuestos, no es necesario abundar, basta recordar a Dieterich y su economía de equivalencia, el modelo chino, y una lista de similares evasiones.
Todas tienen en común el intentar construir Socialismo sin lesionar el núcleo del capitalismo: la propiedad nosocial de los medios de producción.
Ahora aparece con fuerza una suerte de “Socialismo en el Comercio”, y un estímulo a los explotadores capitalitas en la producción. Es importantísimo estudiar el punto, el tiempo se nos termina y, como dijo Raúl, “no tenemos derecho a equivocarnos.”
Los argumentos a favor de este Socialcomercio son variados, los conceptos se estiran para justificarlo.
El Mercado se consagra, se dice que hasta el propio Marx estaba de acuerdo. No es nuevo esto de traer al pobre Marx para defender al capitalismo.
El Mercado es donde se intercambian las mercancías, es decir, se cambia el trabajo robado a los obreros, por dinero que lo representa. Esto es así en el capitalismo desarrollado. Aquí en nuestras condiciones, la transacción, el mercado, se enmascara con la renta petrolera.
El mercado (subsidiado de mil maneras) tiene una alta carga de distribución de la renta petrolera, que necesariamente irá en mayor medida al sector capitalista, nacional o internacional, al que “produce”, valga decir, al capitalista que se apropia del trabajo de los obreros que sí producen.
Es sabido que es la propiedad de los medios de producción la que determina las bases para la distribución de los productos, de esta manera no es posible una distribución social (socialista) de los productos, sin una distribución social de la propiedad de los medios de producción. La consecuencia final de ese intento será, necesariamente, el derrumbe del intento socialista.
Por otra parte, se reduce al Socialismo a un mero hecho económico: si bajan los precios, eso es Socialismo. Es un absurdo pensar que la plusvalía, trabajo robado por el capitalista, que así se enriquece, se puede transferir a la sociedad por vía del comercio.
Pero donde está el peligro mayor para el sueño socialista, es en la creación de conciencia. Con el Socialmercado se dejan intactas las relaciones de propiedad capitalistas hegemónicas, la producción que genera conciencia descansa en gran medida en el sector capitalista, que además es estimulado. Por tanto, estaremos creando, reforzando conciencia egoísta, confundiendo las metas, y temprano veremos su efecto en el comportamiento de las masas.
El capitalismo es, además de un hecho económico que descansa en la propiedad nosocial, un hecho espiritual cultural, es la superación de ese espíritu lo que garantiza la fundación del Socialismo.
Está claro que el Socialcomercio deja intacta la cultura, la espiritualidad egoísta, capitalista, sus relaciones, por lo tanto, es un camino seguro a la restauración.
La vía al Socialismo tiene que ser un proceso donde, como dice Fidel: que la Conciencia genere riqueza, y no que con la riqueza se pretenda generar conciencia.
¡Chávez es Socialismo!
¡Criticar es amar!
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