Fidel, en un artículo dramático nos alerta con las siguientes ideas: la especie humana está en peligro de desaparecer, cada día se acerca más al abismo. La salvación de la especie es prioridad, y la posibilidad de extinción es real y cercana.
De ese llamado de Fidel surgen varias preguntas:
¿Cómo hemos llegado a este punto? ¿Qué hacer para salvar a la humanidad?
El hombre del capitalismo lo han tallado para la tolerancia, ha perdido la capacidad de asombro, o mejor, le han distorsionado la capacidad de respuesta. Puede reaccionar con iracundia frente a un carro en un semáforo que le quita la prioridad, pero puede permanecer impasible frente a la extinción de un bosque, o la desaparición de una especie animal. Lo que no perturbe el ritmo pequeño de su vida pequeña no lo incomoda, no lo irrita.
Por eso es fácilmente manipulable por el miedo, la amenaza de su ritmo de vida, de su costumbre, lo hace reaccionar sin reflexión: por un apagón vota contra el gobierno socialista, pero no le importa el cambio climático que seca el Guri, es incapaz de relacionarlo con el capitalismo. Corre inconciente hacia el matadero, elige a sus verdugos.
Es así que la humanidad toda, nosotros incluidos, actúa como si nada la amenazara, sólo reaccionará, en el mejor de los casos, cuando el desastre sea irreversible.
Nos distraemos en objetivos subalternos, nos conformamos con nada. La vida trascurre en el poco a poco, avanzamos hacia ninguna parte, no conseguimos romper el cerco de la lógica que nos llevó a las márgenes de los acantilados, de la extinción.
La Revolución Bolivariana, tiene un reto: ya basta de cumbres, reuniones, lamentos, es vital dar un ejemplo, demostrar a la humanidad que hay salida, que la humanidad puede dejar de ser una especie suicida, que superando al capitalismo vendrá la sanación.
Es necesario dar un inmenso salto, romper las cadenas de las costumbres que nos obligan a reaccionar como cautivos, es necesario, de verdad, verdad, fundar el nuevo mundo, encontrar el rumbo de la redención para la humanidad.
Ese es el objetivo único, todo debe subordinarse a él. Esa es la utopía de estos tiempos finales: ¡salvar a la humanidad!
Todas las acciones de la Revolución debían medirse por un Índice de Salvación Humana. Este índice medirá el cambio de la relación entre los humanos y de estos con la naturaleza. El cambio de la sociedad depredadora capitalista, por la sociedad armónica socialista. Es decir, medirá los avances en la sanación.
Sólo elevando ese índice podremos salvarnos, si por el contrario, no lo tomamos en cuenta, si nos conformamos con los indicadores de la costumbre, seguiremos el camino al despeñadero.
La sociedad debe ser convocada a grandes acciones, a la hermosa aventura del ejemplo, que muestra el camino, a salir de la parsimonia. Cada adversidad debe ser convertida en un triunfo que eleve el Índice de Salvación Humana, que avive la Esperanza. Fidel, el que no miente jamás, tiene razón.
¡Chávez es Socialismo!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario