10.12.10

CUATRO DE FEBRERO ESPIRITUAL (Viernes 10-12-2010)

La esencia subjetiva del 4 de febrero debe ser rescatada: es necesario fundir aquella espiritualidad con las acciones materiales de hoy. Todo paso debe ser imbuido del espíritu del 4, también de Abril y de Diciembre. Aquellas gestas, aquella subjetividad, componen la esencia de la Revolución.
Hoy es necesario renovar los votos espirituales originarios, convocar al altruismo y la entrega que nos caracterizó, prepararnos para la gran tarea de integrar a la sociedad para la batalla decisiva.
Todas las expresiones de la ideología antisocialista se agrupan, se organizan, no pierden tiempo, construyen teorías, tiran puentes hacia el norte, buscan aprobación para una posible transición. Intentan confundir.
Es necesario que la ideología Socialista afine su teoría, sus instrumentos y también su práctica, se agrupen los socialistas, se construyan ejemplos.
La Revolución es esencialmente un proceso espiritual, lo material viene por añadidura. No es posible sostener una Revolución en lo material, sin sustituir la cultura capitalista.
Con la lógica capitalista las necesidades son infinitas, insaciables, por eso es necesario modificar las necesidades, su origen y la manera de satisfacerlas. Sin ese cambio cultural no hay Revolución.
Es así, la batalla principal se escenifica entre la búsqueda de lo material, que satisface la inmediatez y anula la estrategia, enfrentada a la espiritualidad, que nos da una nueva visión, una nueva manera de vivir, donde las necesidades y su satisfacción no sean palancas de la cultura del consumismo, sino real puente para el desarrollo de lo mejor del individuo y la construcción del Socialismo.
La instalación de esa espiritualidad, de esa cultura, dependerá de los logros concretos de la Revolución. No es problema meramente teórico, se trata de una práctica que, guiada por la teoría, como dicen los clásicos, sea capaz de transformar al mundo, darle a la espiritualidad concreción que sirva de ejemplo.
Hoy esa pugna se refleja en los obreros, es allí donde debe surgir el ejemplo que guíe al resto de la sociedad, y es allí donde se escenifica la batalla principal.
Es por eso que los obreros son blanco de la ideología de la pequeña burguesía, promocionan en su seno metas que los confinan a su centro de trabajo, sólo a gerenciarlos de la manera más eficaz posible, a lo sumo lo relacionan con el entorno, pero lo desligan de la visión social, de su papel histórico: la sustitución del capitalismo por el Socialismo.
Los obreros deben entender que la liberación de la clase obrera sólo se consigue liberando a la sociedad, instaurando una sociedad socialista que construya nuevas relaciones sociales.
El gobierno de Chávez es un logro político que debe defenderse, esa conquista permite adelantos en lo social, lo económico, la organización de las masas y, sobre todo, en la creación de una nueva espiritualidad, una nueva cultura.
Nunca como ahora habíamos estado tan cerca de construir una sociedad, que indique el camino de la superación del capitalismo suicida y lleve a los individuos a terrenos donde la felicidad no sea una utopía.
¡Chávez es Garantía!

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