La situación política, independientemente del deseo de los actores, camina hacia nuevas definiciones. Todos los campos de la vida social se conmocionan buscando nuevos acomodos, las diversas fuerzas e intereses pugnan por una nueva hegemonía.
Los capitalistas asumidos arremeten con toda su fuerza contra el Gobierno Revolucionario, intentan desestabilizar, y en su afán no dudan en involucrar a la Fuerza Armada. Intentan dividirla, colocarla, en aras de una imparcialidad que nunca ha existido, al lado de los verdugos de los humildes, someterla a los designios del pentágono, la incitan a traicionar la patria y los ideales del Libertador.
Otros, renegados al servicio del capitalismo que ayer lo atacaban con fuerza, hoy tienen la tarea de transformar a los obreros en verdugos de la esperanza revolucionaria, estimulando dentro de los trabajadores manifestaciones que debilitan al gobierno. A veces tienen éxito y consiguen que los obreros, mal dirigidos, adopten posiciones que en el fondo son contra el gobierno y el Comandante Chávez.
Dentro de los dirigentes y los obreros, en esta hora que exige definiciones teóricas y prácticas, se mueven varias corrientes:
Unos pierden de vista la totalidad social y actúan como si el cosmos fuese su fabriquita, su contratito o el pequeño buró de su pequeño estado. Con esa actitud mezquina, propia de épocas de atraso, coinciden con las conductas de las tradicionales castas sindicaleras y politiqueras que tanto daño hicieron a la causa social, al tiempo que cambian su protagonismo, su papel histórico, por un plato de lentejas o un efímero triunfo táctico.
Otros se baten en las difíciles circunstancias de hacerse revolucionarios en medio de la brega de hacer Revolución. Luchan contra el espíritu capitalista, las conductas dominantes y dominadoras que nos habitan, y enfrentan las corrientes adversas a la construcción del Socialismo.
El gobierno, el Comandante Chávez, avanza hacia el objetivo de construir un mundo como lo soñaron los Libertadores, ese mundo es el Socialismo. Se toman medidas que tienen esa brújula, en el camino se aprende y se ajusta el rumbo. Hasta ahora la Revolución ha salido triunfante de todas sus circunstancias, siempre se ha protegido la posibilidad de seguir avanzando, eso es lo importante, mantener viva la opción revolucionaria.
El camino de la construcción del Socialismo exige definiciones de las clases sociales, de los dirigentes y de los individuos.
En esta hora, los capitalistas y los pequeños burgueses conocen muy bien su ubicación, se sitúan al lado de sus intereses, por defenderlos no tienen ningún escrúpulo.
Obreros, militares patriotas, intelectuales, campesinos y excluidos deben construir una alianza que enfrente al mundo capitalista y, sin extravíos tontos, asumir la defensa del liderazgo del Comandante y la tarea histórica de construir el Socialismo: una nueva cultura, la Conciencia del Deber Social, la Propiedad Social de los Medios de Producción administrada por el Estado Nacional, y la organización de tejidos políticos y sociales.
Sólo de esa manera podremos salir del círculo vicioso de luchas heroicas que son atrapadas por los dominantes.
¡Chávez es Garantía!
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