La legalidad no está separada de la lucha de clases: siempre favorece el dominio de una clase. En el caso de la oligarburgesía es muro de contención frente a los intentos emancipatorios de los explotados.
Esta legalidad ha tomado cuenta del planeta. La reciente reunión de la OTAN en Lisboa, con la aprobación descarada y sin tapujos de la intervención de esos países, más Rusia, en cualquier parte del planeta.
El increíble pedido de extradición por parte del gobierno colombiano de un ciudadano chileno y la inaudita receptividad a ese pedido de la “justicia” oligarburguesa chilena, dibujan muy bien el cuadro internacional de la legalidad de clases. Veamos.
Dice el valiente editorial de la revista chilena Punto Final:
“El ciudadano chileno Manuel Olate Céspedes se encuentra en prisión preventiva acusado de ser el nexo entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y una organización no identificada del pueblo mapuche. El gobierno colombiano pide la extradición de Olate, militante comunista y miembro de la Coordinadora Continental Bolivariana, una organización solidaria con los movimientos que luchan por la independencia de América Latina. La detención de Olate se prolongará hasta que la Corte Suprema se pronuncie sobre la solicitud de extradición, para lo cual el gobierno colombiano debe hacer llegar pruebas que respalden sus vagas acusaciones.”
Está claro que la legalidad oligarburguesa, en la persecución de la insurgencia borra los límites patrios y se hace cada vez más internacional. Contra la insurgencia se unen con descaro. Así, al pacto de la OTAN , se suma Rusia sin más consideración que proteger al mundo capitalista. Perseguirán a cualquier pueblo que ose liberarse del yugo imperial. He allí la base de las amenazas de diego arria de juzgar a Chávez en la corte internacional, es decir, en la legalidad oligarburguesa.
Las Revoluciones deben ser cautelosas en las necesarias relaciones con el mundo oligarburgues, no deben confundir táctica con estrategia y, siempre, deben aferrarse a los principios.
Recordemos lo que Hitler hizo con la Unión Soviética , la sometió a una feroz invasión a pesar de haber firmado un pacto. O recordemos lo que Monteverde hizo con Miranda, lo mandó preso y persiguió con saña a los patriotas, por encima de la firma de un armisticio con todos los honores. Recordemos, aquí cerquita, lo que hicieron los oligarburgueses en Abril con el ofrecimiento de conciliación: construyeron el sabotaje petrolero.
No hay dudas, no se puede creer en los acercamientos con los oligarburgueses, estos pueden ser convenientes en un momento, eso lo decide el gobierno y lo respetamos, pero nunca anularán la confrontación estratégica, ésta no depende sino de las condiciones reales de explotación.
La legalidad burguesa es embustera, allí está la desafiante libertad de posada carriles y la inaudita prisión de los Cinco Héroes Cubanos. Los Revolucionarios deben tener otra legalidad, otras consideraciones éticas. Una buena regla para ubicarse en este mundo capitalista, sería: “si los oligarburgueses lo condenan, sospéchese de injusticia.”
¡Chávez es Garantía!
¡Vivan los movimientos insurgentes del mundo!
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