Una información asombra y llama a reflexión. Se trata de la venta del Libertador. Leamos la nota de prensa:
“Un poema manuscrito, una carta firmada y un mechón de pelo de Simón Bolívar fueron vendidos en Londres, en el marco de la subasta de la colección privada de la viuda de un militar británico que combatió junto al libertador americano. La casa de subastas Bonhams ofreció al público la colección de Mary English, la esposa de James Towers English, un general de la Legión Británica de Bolívar.”
La noticia asombra: ¡Vendiendo al Libertador por pedazos, en Subasta! ¿En eso quieren convertir a la memoria, al espíritu de este continente? ¿En eso lo quieren convertir, en una mercancía? El hecho es absurdo, irrespetuoso, ofensivo. Pero más grave aún es que pase desapercibido, que la afrenta se acepte como algo trivial, no levante la indignación de la América Bolivariana, que contempla imperturbable la venta de su padre. ¿Por qué esta conducta de rebaño, a qué se debe tanta indolencia? Veamos.
El capitalismo, que es una peste que acabará con la humanidad, tiene como soporte principal de su existencia la transformación de todo en mercancía, susceptible de ser vendido y comprado, desde el agua, los paisajes, el alimento, la salud, la medicina, hasta los sentimientos, las artes, los deportes, la naturaleza, el derecho a vivir, el futuro, todo se vende y todo se compra.
El dogma que rige al capitalismo es: “Si da lucro es lícito, no importan las consecuencias”.
El capitalismo ha pervertido la vida, la ha reducido a una compra y venta, a un comercio. Por eso su esencia se hace evidente en el Mercado, allí donde se efectúa la compra y venta despiadada de todo, es que percibimos con más facilidad la degradación de la humanidad capitalista.
No es extraño que en el Mercado, escenario natural capitalista, se oferten riñones, sangre, jabones de grasa humana, no es extraño que existan compañías legales especializadas en vender sangre humana, en traficar con esclavos.
Y es simbólico que en esa subasta londinense se venda el alma, lo más digno de un Continente, se negocie por pedacitos al Libertador, y eso sea normal, apegado a derecho, no viola ninguna norma. Y que el precio alcanzado por el fragmento del cadáver del Libertador, sea un triunfo del mercado, es muestra clara del carácter tenebroso del capitalismo, y del futuro de extinción que nos espera si la humanidad sigue sumergida en esa cultura.
Estamos en el deber de superar al capitalismo, de construir el Socialismo de la única manera que eso es posible, yendo a la raíz: superando la hegemonía de la propiedad nosocial de los medios de producción, soporte material de todo el andamiaje capitalista: del Mercado, donde se manifiesta la infamia del trabajo esclavo, de la cultura que justifica y perpetúa el fraude, y por sobre todo, soporte del espíritu egoísta que no deja a la humanidad percibir el fin que se acerca con la depredación capitalista de la vida.
¡Chávez es Socialismo!
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