El país, la Revolución, el Comandante Chávez, sufren una brutal agresión de las oligarquías mundiales. Desde la europea hasta la de Wall Street se confabulan para truncar la esperanza que aquí emerge.
Las oligarquías son expertas en luchas sordas, en deformaciones de la realidad, neutralizan la voluntad de los pueblos explotados. Con esas mañas truncaron el sueño del Libertador. Lo que no pudo el ejército español, uno de los más poderosos del mundo, lo consiguieron los oligarcas abusando de credulidades. Así mantienen la dominación absurda sobre la humanidad.
Al contrario de la apariencia, no es la fuerza física su principal arma de dominación, su más eficaz cadena es la manipulación.
La campaña contra nosotros tiene como centro desvirtuar el trascendente momento que vivimos, trivializarlo. Intentan crear la imagen de que no vale la pena luchar por esta causa, que es esfuerzo vano, crean imagen de debacle. Consiguen confundir a algunos, siembran escepticismo en otros, estimulan debilidades, ensanchan brechas de desunión.
Es necesario enfrentar la arremetida oligarca allí donde se desarrolla y donde nos hace daño. Debemos dotar al pueblo de elementos para el análisis, facilitarle la percepción de la realidad tras la humareda de la deformación oligarca. Mostrarle la fortaleza de la Revolución. Presentar batalla donde somos fuertes y donde el oligarca no puede darnos pelea.
Nunca este pueblo había estado tan cerca, tan en el camino de su redención. Tenemos la posibilidad de construir un mundo donde todos vivamos como hermanos, y a nadie le falten los elementos materiales para desarrollar sus cualidades. La tendencia hacia ese mundo se mantiene: nunca el pueblo desposeído había gozado de tanta atención, estima, cariño. Ha llegado a niveles de autoestima y de organización inéditos.
Los oligarcas nos critican, es comprensible, ellos saben que sus privilegios peligran. Algunos, otrora luchadores revolucionarios, se ponen al servicio de las causas mezquinas, traicionan su pasado.
Debemos decir siempre la verdad: Hemos cometido errores, son inevitables, pero todos son corregibles, y ninguno de ellos significa claudicación. Siempre se ha mantenido la posibilidad de seguir avanzando. Seguiremos cometiendo errores porque seguiremos avanzando hacia el sueño.
La Revolución se aproxima a una turbulencia, en septiembre se cierra una etapa. Los oligarcas intentan cosechar la campaña de descrédito, el fruto que esperan es el debilitamiento del Gobierno Revolucionario.
Si la revolución sale fortalecida de septiembre, les será difícil el zarpazo que tienen preparado. Si salimos debilitados, dictarán tierra arrasada contra la Revolución y su principal logro: la dignidad de los humildes. Volverán los ghetos, los muros de separación, el humilde regresará a su condición de paria, de invisible, de excluido. El milagro se desvanecerá en la incomprensión. Volveremos a las garras de quienes nos desprecian. El Continente será alimento de la bestia.
Siempre debemos criticar a la Revolución, ser duros en señalar los errores, pero a la hora de las decisiones debemos preservarla. Es hora de retomar el lema de Fidel: “Con la Revolución todo, fuera de la Revolución nada”. San Pedro Alejandrino no debe repetirse.
¡Chávez es Socialismo!
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