Del correcto estudio del apego y del desapego depende en gran medida el éxito de una Revolución. Conocer las fluctuaciones del apego, las causas reales del desapego, es paso previo para encontrar las soluciones.
El estudio de estas oscilaciones está fuertemente influenciado por la ideología. Veamos.
Los Dogmáticos simplemente las ignoran, para ellos siempre el apego estará en altos niveles, y el desapego no existe, es invento del enemigo.
Los Oportunistas son sensibles medidores de estas oscilaciones: cuando el apego baja, prenden sus alarmas y prestigian las soluciones individuales.
Los Economicistas cometen el error de pensar que las oscilaciones del apego están acompañadas de las oscilaciones de lo material. De esta manera, si la situación económica está bien, entonces habrá apego, por el contrario, si está mal, el apego descenderá. Este enfoque está impregnado de capitalismo, subestima al pueblo, lo condena a una situación de mercenario.
Con esta visión reducen la política a lo material, al egoísmo, al individualismo. Si el apego desciende, se buscan las causas en lo material: que se fue el agua, la luz, que falta leche, que el azúcar está negra, etc.
Crean así las bases materiales para el capitalismo y sus expresiones políticas, abren camino para las consignas egoístas, para la incomprensión de la vía socialista. Así, se construye una mentalidad de avarientos, incapaces de entender la solidaridad, el trabajo social, la Conciencia del Deber Social, incapacitados para apoyar al Socialismo.
La Posición Revolucionaria no desprecia lo material, pero lo subordina a lo espiritual, lo resuelve elevando la Conciencia del Deber Social, sabe que ésta es el principal soporte de la Revolución.
La conciencia revolucionaria se sostiene en pilares espirituales. Veamos algunos:
Uno, la Coherencia entre el discurso y la práctica: Hace daño al apego un discurso socialista, y simultáneamente vemos empresarios sembrando el egoísmo capitalista por toda la Revolución, protagonizando. Este daño es en el espíritu, y no se puede reparar en lo material.
Dos, el ejemplo de los líderes: Más se enseña a un pueblo con el ejemplo que con el discurso, los líderes deben ser y parecerse al discurso revolucionario.
Tres, no mentir jamás: el pueblo debe tener confianza en sus líderes, saber que estos no mienten. Un pueblo perdona errores, lo que no perdona es la mentira. Sobre la mentira no se puede edificar una Revolución.
Cuatro, la diferencia con el proyecto enemigo: Es necesario transmitir al pueblo que el proyecto revolucionario no es el mismo de la oligarquía pero bien administrado. ¡No! Es necesario que el pueblo sienta y entienda que está frente a un cambio profundo, fundando un mundo nuevo.
Quinto, y sobre todos, la pasión que emana de las grandes causas: El pueblo acompañará a una Revolución como esta, así sea bañándose con totuma, sin electricidad, sin leche, aunque nos ataque el resto del planeta. Por una Revolución así vale la pena vivir y vale la pena morir.
¡Chávez es Socialismo!
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