19.6.09

DISCUTIR MOVILIZANDO

En los últimos días, la atención política se ancló en la discusión del liderazgo. Esto no es casual, surge directamente de las tensiones sociales que hoy vivimos. Estudiemos.
Como consecuencia del avance en la socialización de la economía, las posiciones políticas de las clases sociales se radicalizaron.
La oligarquía, golpeada directamente en sus intereses económicos, expuesto al pueblo su modo dispendioso de vida, el origen fraudulento de su riqueza, arreció sus ataques y dio prioridad a las opciones cruentas. Así se explican los planes de magnicidio, de golpe, los intentos de disturbios y guarimbas.
Del lado bolivariano encontramos a la pequeña burguesía que se bate en su ambigüedad, contiene una fracción anarcoide que llamó a votar “No a la Reforma ”, ahora encuentra nuevo aire, profundiza su antichavismo y consigue alianza con el sector reformista.
Y un sector reformista que acompañó al proceso hasta aquí, pero no desea, ni quiere, ni puede, ir más allá: desempolva la excusa del stalinismo, de la falta de democracia, del “hiperliderazgo” (coinciden con la derecha, con teodoro, ismael y marta colomina). Se ampara en intelectualismos y se desliza a una zona ni-ni, donde la “objetividad”, el supuesto análisis frío, justifica no comprometerse con la Revolución, con el Comandante Chávez, que es su líder.
La Clase Obrera hoy da señales claras de elevación de su nivel de conciencia revolucionaria: los esfuerzos unitarios de los petroleros son ejemplo para el resto de la clase y para el país. La Revolución, el camino hacia el Socialismo, así se fortalece.
¿Ante este cuadro, qué deben hacer los revolucionarios?
Primero, sin ningún tipo de reserva, de ambigüedad o doblez, reafirmar su apoyo a la Revolución, al Socialismo y al Comandante Chávez, ratificando la consigna: ¡Con Chávez todo, sin Chávez nada!
Segundo, no perder de vista el peligro principal, no caer en la distracción, no perderse en discusiones cretinas que nos alejan de las masas.
Tercero, enfrentar con fuerza la arremetida del imperio y sus lacayos, de la única manera que es posible, en la práctica, construyendo una nueva conciencia, una nueva relación política, organizando y movilizando a las masas, dotándolas de razones sagradas por las cuales luchar, explicándoles la situación y los peligros.
Debemos informarlas de los planes cruentos contra la Revolución y el Comandante Chávez, de los retos de la construcción del Socialismo, de la nueva ética y moral que eso supone.
Denunciar los planes de magnicidio, combatir la campaña oligarca de trivializar el asunto, denunciar que sus líderes, presuntamente democráticos, se niegan a condenar el magnicidio.
Denunciar los planes de golpe y sabotaje que adelantan en complicidad con el gobierno de Estados Unidos y su embajada.
Movilizar a las masas en manifestación de su voluntad de apoyo al Comandante, a la Revolución, al Socialismo. Y, en advertencia a la oligarquía, que si se atreven no quedarán ni las piedras del capitalismo.
Iniciar una gran campaña de explicación de las socializaciones, de su importancia para la marcha hacia el Socialismo.
¡Chávez es Socialismo!

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