4.5.09

REVOLUCIÓN Y LEALTAD

La Revolución no es un camino apacible, lleno de certezas. Al contrario, es una hermosa aventura plagada de desasosiegos, de incertidumbres, de obstáculos en la que el hombre busca su condición humana.
La humanidad no tiene otra manera de vivir, de ser: la búsqueda de la armonía, el deseo de conocer, la capacidad de soñar y de concretar sus sueños, su naturaleza de animal capaz de superar su animalidad, en resumen, la capacidad de hacer Revolución, de revolucionarse, son su condición.
Dichosos los pueblos que tienen posibilidad de hacer Revolución, ellos son garantes de la condición humana, ellos ejercen la humanidad en sus más excelsas cumbres. Sienten los momentos más luminosos y gratificantes de la aventura de vivir.
Venezuela fue convocada para la faena revolucionaria, se trata de cambiar, de despertar, de dejar atrás la rutina de la esclavitud, las ataduras a una vida aburrida y carente, para convertirnos en pueblo fundador de futuro, constructor de un mundo armónico donde la humanidad sea custodia de la vida y deje de ser amenaza real de extinción de la creación vital.
Fuimos convocados para lo grande, somos privilegiados, pero también somos blanco de las mayores fuerzas de la infamia. Todas las energías de los cómplices de la muerte, de la esclavitud, del pantano paralizante, se oponen al avance de este pueblo.
Nos proponen mediocridades, ofrecen la pequeñez de las metas mezquinas, convertirnos en una sociedad esclava donde cada uno arrastre sus cadenas mentales, aislado, persiguiendo los arcos iris que el capitalista blande.
Quieren convertirnos, intentan que continuemos siendo un pueblo sumiso, dócil, consumista de boberías, e insensible frente a los hermanos desechados por la economía capitalista cruel que desprecia a las mayorías. Nos ofrecen cárceles de cristal a las que no tienen acceso sino una minoría de operadores del monstruo del capital, al que sirven como máquinas con cada minuto de su vida regulada, previsible.
Les aterra el ejemplo que el pueblo de Bolívar le puede dar al mundo, la demostración de que otra forma de relacionarse entre los humanos y con la naturaleza es posible. Les horripila la búsqueda que hemos emprendido de ese mundo, que pudimos zafarnos de las cadenas mentales que nos sometían.
Por eso nos atacan con toda su capacidad de deformación, intentan matar la Esperanza, sumirnos de nuevo en los vapores narcotizantes de su ideología, extraviarnos, condenarnos y condenar a la humanidad al camino suicida que lleva bajo el capitalismo.
La Revolución está llena de escollos, nosotros estamos dispuestos a superarlos. Este pueblo que fue convocado por el Comandante Chávez a pensar con grandeza, a erguirse, a construir metas y sueños sublimes, siempre demostrará lealtad, en las buenas y en las malas, siempre con Chávez y la Revolución.
Jamás volveremos a ser un pueblo narcotizado, ingrato, egoísta, un pueblo arrastrado por la rutina del mero sobrevivir, midiendo nuestro valor humano por el nivel de consumo.
¡Con Chávez resteados!

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