Mientras el imperio exista, existirá la CIA, y mientras haya Agencia Central de Inteligencia, las revoluciones, temprano, toparán con ella.
Es un organismo muy eficiente, especialista en tumbar gobiernos y demás marramuncias: lo hizo con Goulard en Brasil, Torres en Bolivia, Jacobo Arbens en Guatemala, Allende en Chile, Torrijos en Panamá, Ortega en Nicaragua. Ha malintervenido en la política de todos los países del continente, su historial es tenebroso, su sólo nombre eriza.
Fue responsable de la captura y del asesinato del Che.
Aquí entre nosotros su penetración es profunda, recordemos que hasta reclutaron presidentes: Carlos Andrés Pérez era, confesado por ellos mismos, su funcionario.
Con la llegada de la Revolución Bolivariana han intentado de todo para truncar la esperanza, y han tenido éxito: el 11 de abril consiguieron tumbar al comandante Chávez.
Ahora la ofensiva en contra de la Revolución tiene varias vertientes que se conectan. Veamos.
Después del fracaso de los intentos de abril y diciembre, que fueron expeditos y frontales, se decidieron por una estrategia lenta, que corrigiera las fallas.
Esta estrategia tiene dos fases: una, minar la base popular de la Revolución, saben que pueden construir otro 11, pero el pueblo chavista responderá, por eso es necesario restar apoyo popular a la Revolución. Siendo así, construyeron una estrategia dirigida al alma popular, reclutaron articulistas, periódicos enteros, emisoras de radio, televisoras, todo financiado y al servicio de la estrategia lenta. Su tarea es desprestigiar a los líderes revolucionarios, exagerar nuestros errores, hipertrofiar los vicios y lunares del proceso, infundir miedos, estimular el egoísmo y las salidas individuales.
Consiguen así que la masa chavista caiga en la apatía, en el escepticismo. En este camino han tenido éxito: el rechazo a la reforma y las colinas que ocuparon en las elecciones regionales son sus trofeos.
Sobre el campo oligarca ejercen quizá mayores presiones psíquicas. Lo llevaron a un estado de temor, de inseguridad, que su base social es capaz de aceptar cualquier “solución” con tal de salir de Chávez y volver a la “normalidad”. Es tal el grado de deformación psíquica, de inseguridad existencial, que cualquier acción que venga o parezca venir del chavismo es rechazada sin el menor análisis, y cualquier tropelía, por inhumana y cruel que sea, siempre que vaya contra del chavismo, es aceptada. Su comportamiento recuerda la manipulación que hizo posible el holocausto judío y su aceptación.
La arremetida contra la Revolución está acelerada por la situación geopolítica mundial. Venezuela es clave en el resurgimiento de la esperanza en el continente, sin Venezuela el ejemplo se desvanecerá en las volutas del opio mediático.
La ofensiva oligarca debe tener respuesta de la Revolución. Lo primero es aceptar que somos objetivo prioritario del imperio, desechar las ilusiones de que Obama nos tenderá la mano, que aceptará al Socialismo.
Es necesario repotenciar la organización del pueblo, crear un tejido social y político capaz de dar respuestas rápidas y firmes en el campo teórico y en el práctico.
¡Con Chávez Venceremos!
¡Chávez es Socialismo!
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