19.4.09

LA REACCIÓN TERRORÍFICA

Este es el siglo del dilema entre Socialismo o Barbarie, sin embargo, es de tal magnitud la bruma mediática que envuelve al conflicto, que la masa sólo podrá evidenciarlo después de un profundo proceso de reflexión, de concientización.
Ese es el principal objetivo de la acción revolucionaria. Una sociedad desposeída que toma conciencia del fraude social en que vive e identifica a los fraudulentos, es una sociedad que ha transitado lo principal del camino de su redención. Es a esto a lo que más temen las clases dominantes, la concientización de las masas significa el fin de su sistema de privilegios.
Cuando la oligarquía está frente a un proceso de concientización de las masas, cuando la Revolución ha tomado el poder y desde allí irradia claridad, entonces para la burguesía no basta solamente derrocar al gobierno que develó el fraude, es necesario borrar de la mente, pero más del corazón de ese pueblo, el ejemplo, la posibilidad de redención, la idea de que la liberación es posible, que es posible construir otras relaciones sociales. Es por eso que apela al terror. De aquí que podamos enunciar una ley de la política:
“Todo intento revolucionario triunfante provoca una reacción terrorífica de parte de la burguesía, que sólo se detiene, sólo puede ser develada, cuando a la fuerza del terror se opone la fuerza de la conciencia y movilización popular”.
La Comuna de París nos demuestra esta ley: allá se forma el primer Estado Proletario, que lamentablemente después de poquísimos meses sucumbe frente a las fuerzas internacionales de la burguesía unida. Allí las fuerzas triunfantes desataron el terror en contra de todo vestigio de Comuna, se dice que bastaba una mano callosa para hacerse acreedor de la pena de muerte.
Lo mismo sucedió en el Chile de Allende, allá el derrocamiento fue seguido de un verdadero genocidio, la crueldad alcanzó niveles impensables para aquel pueblo acostumbrado al respeto de las leyes.
Esta ley, de reacción terrorífica a los intentos emancipatorios frustrados, fue aplicada en la época de la colonia, recordemos las cabezas de nuestros próceres fritas en aceite, y que los colonizadores exhibían en las entradas de los pueblos para amedrentar a los independentistas.
Venezuela, con su Revolución Bolivariana, no escapa a esta ley de reacción terrorífica: abril y diciembre nos alertan. Las acciones oligarcas por más que se disfracen de demócratas, tienen como objetivo la respuesta terrorífica.
Su actitud de reivindicación del golpe de abril, su negativa a condenar el magnicidio, a reconocer la legitimidad del Presidente Chávez, sus campañas de desprestigio internacional, van más allá de la lucha democrática y podemos identificarlas como presagios de su terror.
La reacción terrorífica sólo tiene una manera de ser desactivada, la concientización y movilización popular, acompañando a la profundización del proceso revolucionario, a la construcción de las nuevas relaciones sociales.
El oligarca avanza en las grietas de la debilidad revolucionaria, frente a la fuerza del pueblo se retuerce.
¡Chávez es Socialismo!

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