Las olimpiadas son una fiesta deportiva que se resiste a ser totalmente atrapada por la voracidad capitalista, que trastorna a todas las actividades humanas, las convierte en mercancía.
Es una fiesta deportiva en la que se reúnen países diferentes, con disímiles intereses, con distintas metas. Veamos.
Los países altamente desarrollados buscan el mayor número de medallas, de esta manera se prestigian como potencias mundiales del capitalismo, encumbran a sus productos. Sus atletas destacados después serán piezas publicitarias muy útiles para movilizar el consumo de mercancías inútiles.
Otros países luchan por entrar en el grupo de los grandes e impulsar de esta manera su reputación comercial.
La competencia para estos grupos de países es una competencia predominantemente mercantil.
En las olimpiadas se desarrolla otra competencia paralela, es la pugna de las marcas de productos usados en el evento: zapatos, jabalinas, arcos, trajes, guantes, todos los productos luchan por “obtener medallas” y potenciar sus ventas mundiales.
Las olimpiadas son una ebullición de mercancías, los atletas-mercancías compiten junto a los productos participantes. Y como si esto fuera poco, entran en la pugna los patrocinantes del evento, que van desde celulares hasta refrescos. La transmisión de los juegos olímpicos es otra jugosa mercancía.
Junto a estas olimpiadas, que podríamos llamar comerciales, capitalistas, atrapadas por la voracidad del lucro, deformadoras de la esencia del deporte, convive otra olimpiada, es la de los países donde el capitalismo no está desarrollado, son periféricos, allí aún sobrevive el verdadero espíritu olímpico.
Los atletas de estos países participan con un alto sentido de patria, se emocionan y emocionan a su pueblo cuando suben al podio y se escucha el Himno Nacional. Las medallas son un honor, pero también, y en igual medida, lo es participar.
Y finalmente tenemos los países que han optado por un camino distinto al capitalismo, por la construcción del Socialismo, de una nueva visión no mercantil del mundo. En estos países la participación es una medida del desarrollo de esta lucha feroz contra la deshumanización, contra la mercalización de la vida, contra el sistema capitalista.
Los atletas de estos países, Cuba es un ejemplo, son representantes de toda su sociedad, del progreso deportivo de su pueblo, reflejo de los índices de sanidad espiritual alcanzados.
Estos atletas representan el avance en la masificación de la actividad deportiva, tomada como vía para la integración social, para el trabajo en equipo, para la elevación de la Conciencia del Deber Social.
Venezuela, que ha tomado este camino de redención, que lucha por construir un mundo mejor, viable, el Socialismo, participa con un número destacado de atletas. Contra nuestra intervención olímpica se conjura el odio de los intereses imperiales, de los de afuera y también, lamentablemente, de los oligarcas nacionales, que brincan de contento cuando uno nuestro no obtiene medalla.
No importa, las ratas ladran, significa que el deporte nacional camina.
¡Chávez es Esperanza Socialista!
¡Chávez es garantía!
¡Estar con Chávez, es estar con lo que Chávez decida!
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