Desde siempre es el miedo la mejor arma de dominación. Podríamos decir, parafraseando a Bolívar, que los pueblos han sido dominados más por el miedo que por la fuerza. Las acciones de las clases dominantes tienen como fin crear miedo en el dominado.
Lo contrario también es verdad: un pueblo sin miedo es un pueblo libre, o dicho de otra manera, sólo un pueblo sin miedo puede conquistar su libertad. La libertad consiste en no tener miedo.
El primer miedo es al castigo, pero no al castigo físico, el dirigido al espíritu. Así, se infunde a los niños el miedo a la oscuridad, a los monstruos de ficción, a los espectros, al “coco,” a la ausencia de los seres queridos, etc. Se crea así la estructura psíquica para instalar otros miedos como látigos que conducen al rebaño humano.
Este miedo nos individualiza, es personal, nos aísla, nos desintegra de la sociedad, nos hace vulnerables. Sólo el hombre en sociedad, integrado, vence al miedo.
El imperio es especialista en amedrentar sociedades enteras: bombardean masivamente y en pleno terror invaden. Otras veces dan golpes con gran crueldad, es el caso de pinochet, y después sobre ese terror imponen formas políticas sumisas, aniquilan la resistencia espiritual de los pueblos.
En los Estados Unidos el miedo es el gran rector de la política. Derrumbaron las Torres Gemelas e hicieron creer que fueron terroristas, y sobre ese choque terrible instalaron su política: la justificación de invasiones y el cerco a la inteligencia.
La Revolución Bolivariana ha sido víctima del miedo, contra nosotros usan una técnica de manipulación mental que consiste en mezclar la realidad con la ficción. El engaño lo propagan las televisoras y los periódicos.
Después de instalado el fraude, una gran parte de la sociedad reacciona por igual a la ficción y a la realidad, en ese momento es víctima de la manipulación.
Nos pueden hacer creer y sentir miedo a la inseguridad, al futuro económico, al desabastecimiento, a la pérdida de los hijos, al despojo, al vacío existencial. Y a Chávez, “porque en el futuro nos quitará todo”, a la Revolución “porque no nos ha hecho mal, pero seguro nos hará”. Miedo irracional como el que siente un niño frente al monstruo escondido en el closet.
La derrota del dos de diciembre fue vehiculada por este miedo, consiguieron trasladarlo a la reforma, era miedo irracional, egoísta, individual. Un miedo que no supimos detectar, mucho menos combatir.
Ahora en las elecciones regionales usan la misma estrategia que ya les dio fruto.
Los revolucionarios debemos entender que la lucha principal es la lucha contra ese miedo. Debemos dar a la sociedad confianza en la Revolución que la ampara, la protege, es como una gran madre, nunca hará algo para perjudicarla.
Dar a los humildes confianza en el Comandante, certeza de que nunca hará nada para perjudicarnos. Esa es la clave del triunfo.
¡Chávez es Esperanza Socialista!
¡Chávez es garantía!
¡Estar con Chávez, es estar con lo que Chávez decida!
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