La batalla de la Revolución Bolivariana tiene los campos definidos, no es posible ignorarlos.
En una trinchera se encuentran los que propugnan el capitalismo: se presentan con mil matices, arropados con retóricas de todo tipo, pero, como dice el Comandante, “siempre se les ve el bojote”, que no es otro que la defensa de la propiedad antisocial de los medios de producción y la conciencia egoísta que de allí se desprende, es decir, la defensa del capitalismo.
Este bando tiene su expresión política que se manifiesta cada vez que la Revolución avanza: es el caso patético de Podemos y de Ramón, el otrora adulador que ayer nomás libaba Revolución y ahora aparece como paladín del capital.
En la otra trinchera se ubican los que impulsamos el Socialismo verdadero, estamos desunidos, sin reconocernos, hay muchas suspicacias y reconcomios, pero sobre todo hay mucha debilidad ideológica, nos cuesta ir a la raíz, nos avergüenza ser radicales. Sin embargo, cada día se aclara el horizonte, cada vez nos acercamos más a la definición del Socialismo Bolivariano y en torno a él nos agrupamos, cada vez más entendemos la vital importancia de la Conciencia del Deber Social y de la Propiedad Social de los medios de producción.
Estos dos bandos están en lucha permanente, cada vez más abierta: se presenta en el fondo de las discrepancias en la Asamblea , en las escaramuzas entre la dirigencia, en el desconcierto del Pueblo frente a los intentos de conciliación y a las debilidades, y también en las discusiones del PSUV. Ya todos los sectores toman partido en esta batalla, poco a poco los campos se condensan.
Los revolucionarios en esta hora de encrucijada tenemos una responsabilidad principal: mantener en alto la bandera del Socialismo verdadero, luchar contra el capitalismo donde quiera que esté.
Para esto debemos prepararnos, estudiar, discutir para cada día conocer mejor las ideas revolucionarias y difundirlas, sólo así podremos participar con éxito en la batalla de ideas, que es en definitiva la que decide el combate. Es menester reconocernos, agruparnos, organizarnos, detectar nuestras debilidades y nuestras fortalezas, remediar unas y potenciar las otras.
Es necesario cerrar filas, jugar cuadro cerrado con el Comandante, única esperanza de avance. Fortalecer la conexión Pueblo-Comandante , posibilidad cierta de triunfo revolucionario.
Es hora de grandeza, de subir la mira, de zafarnos de lo mezquino, entender el papel histórico que nos toca vivir. Estamos ante una oportunidad de avanzar como nunca antes se había presentado en toda nuestra historia, en nuestras manos está si nos elevamos con audacia o nos quedamos amarrados por las costumbres colonizadoras de la querella mezquina, el combate sin sentido, la batalla egoísta, la visión pequeña.
Son tiempos de vuelo alto, del paso de Los Andes, del Asalto al Cuartel Moncada, del 4 de febrero, de abril, de diciembre. Vamos al Socialismo, el mundo no espera menos de nosotros, nosotros no podemos darle menos al mundo.
¡A la Batalla !
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