20.3.07

SOCIALDEMOCRACIA NO ES SOCIALISMO

Cuando el Comandante, en el Aló Presidente del domingo 18 de marzo, habló de la unión de los socialistas y la actitud de algunos partidos remolones a la unidad, introdujo un elemento teórico que eleva el nivel de la discusión. Veamos.

El Comandante fue a las profundidades del problema cuando dijo que esos partidos tenían una conducta socialdemócrata, y añadió con firmeza: “socialdemocracia no es Socialismo”. A partir de esas palabras el problema de la unidad dejó de ser un asunto de conducta personal, y entró en el ámbito de las ideologías que se disputan la hegemonía de la Revolución Bolivariana. Es por lo tanto saludable refrescar las tendencias que se mueven en el campo bolivariano. Revisemos las más importantes:

Primero, tenemos las posiciones que el Comandante calificó de socialdemócratas, gruesos contingentes de esta posición se han desprendido a lo largo del camino, y con los últimos acontecimientos, continúan desprendiéndose.

Segundo, encontramos las posiciones desarrollistas, con sus varias formas de presentación, que plantean estimular un capitalismo nacional, acompañado de un Estado que realice grandes obras de infraestructura que apuntalen ese capitalismo.

Tercero, las posiciones revolucionarias que verdaderamente creen posible ir hacia el Socialismo, sin remilgos, sin excusas, y están fuertemente fundidas con esta posibilidad y por ella luchan. Son los que hacen suya la consigna de “Patria, Socialismo o Muerte”.

Las dos primeras posiciones, la socialdemocrática y la desarrollista, por supuesto no son socialistas, son variantes del capitalismo, enemigas del Socialismo.

Las dos son espectros del pasado, entrampadas en un mundo globalizado en el que no son posibles las economías capitalistas nacionales independientes, en un mundo que reclama urgente un polo socialista, capaz de librarse del designio del norte.

Estas posiciones antisocialistas tienen cada una su expresión política, se enfrentan entre sí, luchan por la hegemonía, suman fuerzas, se alían con otros sectores, se nutren del erario.

Hoy con la negativa de esa fracción de la socialdemocracia de ir a la organización única, los revolucionarios debemos hacer esfuerzos teóricos y prácticos para que esta situación no sea una victoria de la corriente socialdemócrata-desarrollista, sino una oportunidad de avance del Socialismo.

Debemos profundizar esta Revolución Socialista, entender que la Revolución es un cambio profundo en la cultura, y que todas las acciones deben ir dirigidas a establecer este cambio cultural. Debemos profundizar.

Necesario es agruparnos, jugar cuadro cerrado alrededor de las siguientes ideas:

Primero, fortalecer la organización única de los socialistas.

Segundo, reactivar la consigna de “con Chávez todo sin Chávez nada”.

Tercero, discutir con irreverencia dentro de la Revolución, manteniendo la fidelidad en la acción.

Cuarto, construir la hegemonía de la propiedad social de los medios de producción.

Quinto, estimular la conciencia del deber social.

Sexto, movilizar al Pueblo. El Pueblo debe participar en todas las tareas que el Socialismo requiera, esta es la única manera de ganar la gran batalla cultural que es la Revolución.

¡Con Chávez todo, sin Chávez nada!

¡Combatamos los extravíos del camino socialista!

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