8.3.07

¡EDUCAR CONSTRUYENDO!

La Revolución no puede detenerse. A pesar de todas las dificultades, de todos los obstáculos, la Revolución debe discutir y construir el Socialismo. Veamos.

Venezuela es un país muy singular y excepcional, cuyo Pueblo ha padecido los vicios y descomposiciones provenientes de la cultura instalada en cien años de renta petrolera administrada por debilidades sumisas al imperio.

La Revolución Bolivariana encontró un país saqueado, una mayoría excluida, una elite oligarca con pasaporte americano, una clase media transculturizada, todos sometidos a miseria espiritual y material.

Los valores morales y éticos que sustentaban esa situación que permitía al imperio hacerse con la renta, a otros pocos con las migajas y llevaba al resto del país al abismo, eran la fragmentación social. Cada quien resolvía como podía, el Estado, al servicio de los oligarcas, abandonó a la sociedad. La noción de sociedad fue cambiada por la de viveza, el trabajo por la riqueza fácil, unos buscaban abrevar del gobierno, mientras otros, en la misma línea, buscaban ganarse el kino. El trabajo trocó su valor de formación de humanidad por depredación que había que evitar, o por simulación que había que actuar. El valor del hombre se medía por el carro y la vestimenta, unos consumían y otros soñaban con consumir, unos compraban cosas inútiles y otros las buscaban por los caminos verdes.

Esos días vivimos sumergidos en nubes de opio imperial.

La tarea principalísima de la Revolución es la sanación de la sociedad víctima del capitalismo rentista, para eso debemos modificar la economía y sustituir los valores, la conciencia capitalista que nos enferma. Es necesario rescatar el sentido de sociedad.

Iniciar un proceso intenso de sanación, que debe ser al mismo tiempo un proceso de construcción del Socialismo. Sólo el Socialismo sana, sólo adquiriremos nuevos valores trabajando como sociedad, obteniendo triunfos en el trabajo como sociedad.

Con ese fin planteamos la creación de escuelas de trabajo. Proponemos la construcción de fábricas que tengan poco personal de planta, y donde el grueso del trabajo sea abordado como una Acción Social Voluntaria. Expliquemos con un ejemplo.

Una fabrica de “x” producto: su construcción y su funcionamiento estarán a cargo de una institución, por ejemplo un ministerio, y será a su vez una escuela donde el contacto voluntario con la producción prefigurará la relación humana que restituirá la noción de sociedad, restaurará los valores de la solidaridad, del amor y sustentarán al Socialismo, dando cada uno según su capacidad, distribuyendo el producto en la sociedad de acuerdo con el principio de necesidad.

Estás Fábrica-Escuelas contribuirán a irradiar los nuevos valores, invitarán a nuevas Acciones Sociales Voluntarias, al aprendizaje, a la curación en la práctica, rescatarán el valor del trabajo humanizado que, como decía el Che, dejará de ser una compulsión y será un acto de amor.

¡Sin el Comandante, no hay Socialismo!
¡Sin propiedad social y conciencia social, no hay Socialismo!
¡Sin organización unida de los socialistas, no hay Socialismo!
¡Sin Socialismo no hay esperanzas!

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