5.6.06

ATAJOS AL PASADO

La conciliación es tenaz en su necedad. Contra toda lógica, contra toda realidad, se empeña en ver una oposición democrática irreal, imposible. Los pretendidos demócratas de oposición nos recuerdan aquel cuento del rey que se paseaba desnudo por las calles, y fue la sinceridad del grito de un niño: ¡el rey está desnudo!, lo que trajo a la realidad a aquella gente. Hoy nos hace falta un niño que grite: ¡no son demócratas!
Por más piruetas que hagan los conciliadores internos, siempre Julio, Manuel y Teo serán demócratas o terroristas de acuerdo a como sople el viento que favorezca sus intereses.
Pero, por qué ese empeño en ver lo que no existe. Expliquemos.
Hay dos componentes en la actitud conciliadoras: primero la necesidad que emana de las entrañas económicas del proyecto restaurador, que requiere volver al pacto de punto fijo, forma política de un capitalismo rentista dependiente; pero hay un segundo componente, es la candidez. Veamos.
Los ingenuos piensan que las formas políticas son independientes de las realidades sociales. Se olvidan que mientras existan clases sociales, las libertades, por tanto la democracia, será un concepto ligado a los intereses de los grupos sociales que la ejercen.
La democracia de los oligarcas, es la libertad de ellos para expropiar al pueblo humilde de la riqueza material y espiritual, es la libertad para reprimir los brotes emancipadores que vienen de los humildes. En contraste, la democracia, la libertad de los humildes, es la libertad de nosotros, de los humildes, para construir un mundo donde el hombre sea el centro de todos los afanes, el individuo realice toda su potencialidad dentro de la sociedad, y la sociedad sea albergue y manto de todos sus miembros.
Queda claro que los intereses son contrarios, las democracias son opuestas.
La democracia no es un concepto aéreo desligado de quien la ejerza. De allí, que la capacidad democrática se puede medir por el proyecto de país donde milite la persona. Así, Teo, Julito y Manuel, serán demócratas sólo para defender sus intereses oligarcas, y cuando estos intereses mezquinos estén en peligro, entonces no vacilaran en, desnudos, ponerse del lado de la dictadura, apoyar aventuras golpistas, aceptar el magnicidio, hacer guarimbas, ir a Miraflores a firmar, y no vacilaran en confinar a los humildes a los ghetos y las catacumbas.
Chávez, esta Revolución, que es la redención de los humildes, no favorece los intereses oligarcas. Por eso, aquí en la Venezuela revolucionaria, la democracia de los oligarcas siempre será hipocresía.
No busquemos atajos al pasado, aquí el único camino franco es el salto adelante hacia el Socialismo.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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