Cuando el
Comandante Chávez dijo que Cristo es el primer socialista de la humanidad,
estaba rescatando una verdad histórica, y al mismo tiempo fundiendo en un solo
destello el humanismo de los revolucionarios con la espiritualidad de los
cristianos. Estaba uniendo lo que la infamia había separado para impedir que el
humano encontrara caminos de redención; que expulsáramos definitivamente a los
mercaderes del templo, o dicho en cuentas modernas, expulsáramos a los
capitalistas de la economía.
La idea de
liberar al humano de la esclavitud de tener que venderse o de ser vendido, ha
acompañado a la humanidad por toda su historia. Siempre el hombre ha buscado
maneras de zafarse de la situación donde el hombre es lobo del hombre, o en las
que la vida significa una guerra de todos contra todos. Las comunidades de los
cristianos primitivos, que seguían las enseñanzas de Jesús resucitado, son un
paradigma en esa búsqueda. De acuerdo a la Biblia : “No había entre ellos
indigentes porque todos los que poseían haciendas o casas las vendían y
llevaban el precio de lo vendido y lo ponían a los pies de los Apóstoles; y se
repartía a cada uno según necesitaba”.
No cuesta mucho
percibir los fundamentos del Socialismo en esa manera de vivir. Sólo son
necesarios pequeños ajustes para hacer de estos preceptos las bases de la
sociedad del Socialismo siglo XXI.
La Revolución
Bolivariana ha sentado base teórica para la unión de Cristianos y Socialistas.
Esta unión le confiere una fuerza nueva a la causa revolucionaria. Cristo es
Socialista y los Socialistas somos Cristianos. Ahora nos reconocemos como
hermanos en la construcción de la sociedad que soñaron los cristianos
primitivos.
Hoy existen
condiciones para darle base material a lo que desde hace dos mil años es un
sueño.
Sirvan estas
reflexiones como homenaje a la Semana Santa, la semana en que se conmemora la
caída en combate del primer socialista de la historia. Y sea propicia la
ocasión para recordar a los mártires socialistas que siguiendo los pasos de
Cristo, la búsqueda de la redención del humano, de la construcción de la
sociedad del amor, cayeron también crucificados en combate.
Recordemos a Bolívar,
sin camisa en San Pedro Alejandrino, a Sucre en Berruecos, a José Martí, a
Zamora, al Che, a Fabricio, al Padre Camilo Torres, a Monseñor Romero, a Rosa
Luxemburgo. Y recordemos sobre todo al revolucionario desconocido, al luchador
anónimo que ha forjado con su sangre y con su esfuerzo esta larga historia de
lucha por el amor, por la vida, por el Socialismo.
¡Con
Chávez es con Maduro!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario