Imaginemos que vemos a un Cristo crucificado allá en
lo alto del Gólgota. Al acercarnos, vemos a los soldados romanos rodeando la
cruz y manteniendo sus dolientes a cierta distancia. Alguno grita ¡Viva Cristo!
y corre para evitar la represión. Más allá una mujer bella llora, acá un niño
sin entender juega con un pedazo de madera. Al acercarnos un poco más, vemos a
Longino con su lanza. La sorpresa grande la tenemos cuando observando
detenidamente vemos que el Cristo tiene la cara de Chávez ¡Es Chávez! ¡Es
Cristo crucificado nuevamente, como lo fue cuando asesinaron al Che, a Allende,
a Fabricio, a Américo Silva, a Pasquier, a Quintín Moya, a Noel Ávila!
De esta manera
estaremos describiendo una realidad que sólo la imaginación puede descubrir
tras las convenciones sociales, tras las cadenas de la dominación que nos
impiden volar. Esa imaginación es el verdadero arte, el subversivo. Es ver la
realidad más allá de las apariencias y traducir esa realidad en belleza, en
fuerza de cambio, aunque ésta choque y sea como clamara Vallejo: "Hay
golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé, golpes como del odio de Dios; como si
ante ellos la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma".
Chávez es un
Cristo, padeció por su pueblo, se consumió a su servicio, padeció su propio
calvario, fue asesinado por un imperio, murió joven… Reúne todas las
características, llena todos los requisitos para ser un Cristo, además,
hizo milagros en vida. Fue capaz de levantar a un pueblo que yacía cual
Lázaro, lo elevó a las alturas de tomar el cielo por asalto, de reconocerse a
sí mismo como una fuerza capaz de vencer a imperios y a reformistas. Multiplicó
los panes y los peces, dio alimento y salud a su gente. Predicó un evangelio:
la buena nueva de que es posible un mundo donde todos vivamos como hermanos,
donde todos vivamos de acuerdo al mandato primigenio de "amaos los unos
a los otros".
Razón tiene el
pueblo humilde, los pobres de la tierra, de orar por este Cristo. Los humildes
comprendieron mejor que sus dirigentes la exacta dimensión de este hombre, sin
duda, hijo de Dios en la tierra.
No importa, por
sobre todas las cadenas, las censuras, por sobre las convenciones, el
imaginario popular lo colocará en lugar de honor, en sus altares, junto a Jesús
Cristo, al Libertador, al Negro Primero, al Che … y a todos los hombres santos
que el pueblo reconoce.
Ahora la Cruz
recobró su condición de símbolo antiimperialista, de resistencia contra los
sanedrines, contra las clases dominantes.
Oremos por
Chávezcristo ¡Honor y Gloria!
¡Con
Chávez todo sin Chávez nada, es el grito de dolor y combate de este pueblo!
1 comentario:
Solo para su informacion. Allende no fue asesinado. Al menos no de manera directa, el se suicido, este hecho fue demostrado por las declaraciones de testigos cercanos al Presidente Allende y a la autopsia que se realizo hace poco tiempo.
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