La situación del planeta es dramática, el capitalismo más fuerte que nunca, camina sumido en mil contradicciones, arrastra crisis, tiene más problemas que nunca, pero paradójicamente sin ninguna ideología que le haga frente. Así se mueve el planeta, llevado de la mano del capitalismo hacia la destrucción del equilibrio de la vida.
Los gobiernos más avanzados del planeta, los más sensatos, denuncian las agresiones al medio ambiente, el peligro de seguir por la vía del capitalismo, lo suicida de sus paradigmas de seguir consumiendo y produciendo con la locura que hoy lo hacemos. Pero, incomprensiblemente nadie, ningún gobierno hace nada por cambiar el rumbo.
Un sólo indicativo, se prevé que el consumo de petróleo llegará a límites de crimen contra la naturaleza, se habla de cerca de 200 millones de barriles diarios y proyecta una curva ascendente. Los países se disponen a participar en el festín fúnebre que significa la extinción de la especie. Podemos medir el nivel de locura de la especie por el nivel del consumo de petróleo, por su tendencia, por su volumen.
Debemos concluir que a pesar de los acuerdos, las cumbres, la tendencia es a aumentar la locura, el consumo, el despilfarro de los recursos naturales.
Es así, hay que decirlo una vez más, el Socialismo es de vida o muerte. Ahora bien, existen mil formas de Socialismo, cada país quiere hacer el suyo, muchos son meras reformas, afeites. ¿Pero cómo saber cuál de esos miles va en el camino correcto?
La medida principal hoy debe ser el rescate de la armonía con la naturaleza, ese es el rasgo más importante del Socialismo, más que la eliminación de la plusvalía, de la hegemonía de la propiedad privada, del establecimiento de una consciencia de las relaciones amorosas. La armonía con la naturaleza es más importante, en ella nos va la vida, o rescatamos la armonía con la naturaleza o nos condenará a la extinción. La armonía no se puede lograr sin el Socialismo, incluye, supone, todas sus demás características.
Es así, más allá de los nombres, que ahora en el mundo poco dicen, de los adjetivos que muchas veces más encubren que aclaran, por sobre los nombres están los hechos concretos, los cambios en la relación con la naturaleza, esa es la importancia principal del Socialismo hoy.
El Socialismo es la única esperanza de la humanidad, porque es la única manera de conquistar a las grandes masas para el cambio de visión del mundo, este es requisito indispensable para establecer las nuevas relaciones con la naturaleza. Este cambio de visión, esta posibilidad de nuevas relaciones es lo que, hoy, justifica al Socialismo
Ninguna sociedad puede asumirse socialista sin ser un profundo contraste con el resto del mundo, si sigue consumiendo, derrochando gasolina, electricidad, midiendo el progreso por el número de automóviles, la economía por el PIB e ignorando los límites del desarrollo, abarrotada en las grandes megalópolis.
El reto nuestro es encontrar el Socialismo, hacerlo práctico, que asombre y guíe al mundo. O lo hacemos o la naturaleza rescatará su equilibrio... sin nosotros.
¡Chávez!
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