8.7.11

LA DEFENSA DE LA REVOLUCIÓN (Viernes 08-07-2011)

Ya hemos visto la situación grave de la humanidad, conocemos la causa de la enfermedad, el malestar no necesita comprobación. La pregunta que surge es ¿Qué deben hacer los revolucionarios, cuál es su responsabilidad?

El primer deber de los bolivarianos es preservar la Revolución, su existencia. Surge otra pregunta ¿Cómo hacerlo?

Una Revolución se preserva avanzando, siempre siendo Revolución, nunca deteniéndose, la quietud es mortal. Pero, una revolución no puede ir más lejos que la ideología que la sustente: si los basamentos más generales de su ideología son débiles, entonces la Revolución se desvanece en miles de destellos inocuos, como las luces de bengala.

De aquí que es necesario ir al fondo, a las premisas que sustentan nuestra ideología, someterlas al escrutinio de la sinceridad, sólo ajustando estos pilares teóricos podremos blindar la Revolución, hacerla invencible.

Sin la valentía para hacer esta revisión será imposible llegar a buen puerto, nos perderemos en la gimnasia de los argumentos banales y seremos barridos por la realidad, por el huracán que se avecina. Veamos algunos puntos que ameritan discusión.

La Revolución debe rescatar el aprecio por la adquisición de conocimientos, la reflexión, el pensamiento, derrotar la conseja adeca, socialdemócrata, de que la ignorancia es virtud, de que nacemos aprendidos por obra y gracia, derrotar la extraña paradoja de que la suma de ignorancias es conocimiento elevado.

Es necesario retomar con seriedad el Estudio, indagar por qué los intentos de prestigiar el conocimiento se han perdido. Adelantamos que no se podrá estudiar con seriedad mientras no se entienda la importancia del conocimiento universal, y no se concientice que los llamados “saberes” no son espontáneos, necesitan esfuerzo, sistematizar, relacionarlos con el conocimiento universal de milenios de acumulación, aplicar métodos, oír con atención a los que han estudiado con el mismo respeto con que oímos al médico cuando tenemos dolencia, o le conferimos al piloto que conduce el avión la anuencia de guiarnos.

La Revolución sólo podrá ser hija del Estudio, de la cultura, del esfuerzo por conocer, por comprender.

Recordemos que el “buen vivir” es imposible que sea un asunto meramente material, un asunto de “cuchillo y tenedor”. No, es ante todo un proyecto espiritual, de allí la importancia del conocimiento, de la cultura, de aquella que incorpora lo local a lo universal, única manera de que algo adquiera valor humano.

Debemos estudiar los mecanismos de la dominación, que ha conseguido hacer del dominado su principal soporte y difusor de su cultura. Desechar la teoría que postula que el pueblo espontáneamente conseguirá su liberación, que fundará un nuevo mundo. Este planteamiento desarma al pueblo, lo condena a la esclavitud de la ignorancia engreída.

Al contrario, el pueblo crea su vanguardia, y ésta lo conduce por el camino de la redención. Y en ese afán vanguardia y pueblo se fusionan, esa es la esencia de la Revolución.

Hay premisas económicas, organizativas, éticas, todas deben discutirse, sólo así comprenderemos los problemas de hoy.

¡Con Chávez más resteaos que nunca!

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