El pasado histórico no desaparece, su eco persiste, marca el presente, es la arcilla que construye el futuro.
La Revolución Francesa se proyecta sobre la Haití de Pétion y tiñe la Independencia de América. El Monte Sacro marca al Samán de Guere. El 23 de Enero es fantasma que recorre a la política hasta hoy, aquellas cuentas sin saldar retumban en la acciones del presente. Es así, el ayer siempre se hace presente, lo bueno y lo malo en nuestros días están teñidos de pretérito.
Una sombra cubre a la política actual en el mundo, a las Revoluciones y a las contrarrevoluciones, es la caída de la Unión Soviética. Este hecho influye, condiciona la política, la teoría de los últimos años. Veamos.
El derrumbe soviético produjo una efervescencia teórica: los capitalistas se apresuraron a construir ideas que afianzaban su dominación, surgió aquella tesis del "fin de la historia", de la imposibilidad del Socialismo. Los reformistas encontraron mucha tela que cortar, se dieron banquete inventando tesis para enterrar la teoría revolucionaria.
Muchos volvieron al pasado, pero no como alimento del futuro, sino refugio paralizante. De esta manera huían, evitaban la marcha. Otros escogieron el camino de la negación, se volvieron anarcoides y así saltaron la necesidad de buscar respuestas al presente.
El Eurocomunismo y todas aquellas teorías que castraron las posibilidades revolucionarias en Europa, es consecuencia directa del fracaso del ensayo soviético, se alimentó del desconcierto de ver caer a un gigante. Entre nosotros ese es el origen del MAS, y de esta pseudoizquierda oportunista y avergonzada, que hoy mendiga las migajas de la mesa de la derecha
Estas tesis reformistas, disfrazadas de Revolución y pretendiendo superar la caída soviética, alimentan las posiciones contrarrevolucionarias. Estas tesis se han perfeccionado hasta el punto que hoy pasan por revolucionarias. Cuando pueden influir a los procesos triunfantes, hacen mucho daño, los desvían. Es importante alertar sobre su existencia e intentar señales útiles para identificarlas.
El primer dato fundamental es que no reconocen la lucha de clases, ni siquiera a las clases, las sustituyen por vaguedades genéricas como muchedumbre, comunidad, pueblo, poder constituyente, de todo dicen, menos clase social.
De este ocultamiento se desprende que no plantean la toma del poder, esa lucha la sustituyen por escaramuzas ecológicas, de reivindicaciones de las minorías, de “indignados”. Niegan la organización y la vanguardia. Cuando se enquistan en el gobierno, desde adentro difunden sus anarcoísmos y debilitan la formación del Estado Revolucionario.
Es así, la caída de la Unión Soviética trajo confusión en el campo revolucionario, este desconcierto minó la teoría revolucionaria, la privó de los conceptos básicos necesarios para avanzar. Podemos decir que la tarea más importante de toda Revolución hoy, es rescatar la teoría que guíe a los procesos nacientes.
Es imprescindible un gran salto teórico que permita superar el pantano de los inventos que, justificados en la derrota soviética, terminan en el campo de la derecha, del reformismo, yugulando los procesos.
Es hora de volver los ojos al Che.
¡Con Chávez más resteaos que nunca!
La Revolución Francesa se proyecta sobre la Haití de Pétion y tiñe la Independencia de América. El Monte Sacro marca al Samán de Guere. El 23 de Enero es fantasma que recorre a la política hasta hoy, aquellas cuentas sin saldar retumban en la acciones del presente. Es así, el ayer siempre se hace presente, lo bueno y lo malo en nuestros días están teñidos de pretérito.
Una sombra cubre a la política actual en el mundo, a las Revoluciones y a las contrarrevoluciones, es la caída de la Unión Soviética. Este hecho influye, condiciona la política, la teoría de los últimos años. Veamos.
El derrumbe soviético produjo una efervescencia teórica: los capitalistas se apresuraron a construir ideas que afianzaban su dominación, surgió aquella tesis del "fin de la historia", de la imposibilidad del Socialismo. Los reformistas encontraron mucha tela que cortar, se dieron banquete inventando tesis para enterrar la teoría revolucionaria.
Muchos volvieron al pasado, pero no como alimento del futuro, sino refugio paralizante. De esta manera huían, evitaban la marcha. Otros escogieron el camino de la negación, se volvieron anarcoides y así saltaron la necesidad de buscar respuestas al presente.
El Eurocomunismo y todas aquellas teorías que castraron las posibilidades revolucionarias en Europa, es consecuencia directa del fracaso del ensayo soviético, se alimentó del desconcierto de ver caer a un gigante. Entre nosotros ese es el origen del MAS, y de esta pseudoizquierda oportunista y avergonzada, que hoy mendiga las migajas de la mesa de la derecha
Estas tesis reformistas, disfrazadas de Revolución y pretendiendo superar la caída soviética, alimentan las posiciones contrarrevolucionarias. Estas tesis se han perfeccionado hasta el punto que hoy pasan por revolucionarias. Cuando pueden influir a los procesos triunfantes, hacen mucho daño, los desvían. Es importante alertar sobre su existencia e intentar señales útiles para identificarlas.
El primer dato fundamental es que no reconocen la lucha de clases, ni siquiera a las clases, las sustituyen por vaguedades genéricas como muchedumbre, comunidad, pueblo, poder constituyente, de todo dicen, menos clase social.
De este ocultamiento se desprende que no plantean la toma del poder, esa lucha la sustituyen por escaramuzas ecológicas, de reivindicaciones de las minorías, de “indignados”. Niegan la organización y la vanguardia. Cuando se enquistan en el gobierno, desde adentro difunden sus anarcoísmos y debilitan la formación del Estado Revolucionario.
Es así, la caída de la Unión Soviética trajo confusión en el campo revolucionario, este desconcierto minó la teoría revolucionaria, la privó de los conceptos básicos necesarios para avanzar. Podemos decir que la tarea más importante de toda Revolución hoy, es rescatar la teoría que guíe a los procesos nacientes.
Es imprescindible un gran salto teórico que permita superar el pantano de los inventos que, justificados en la derrota soviética, terminan en el campo de la derecha, del reformismo, yugulando los procesos.
Es hora de volver los ojos al Che.
¡Con Chávez más resteaos que nunca!
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