Las revoluciones en sociedades inmaduras, confrontan innumerables problemas, quizá su mayor reto es la creación de conciencia en condiciones de existencia adversas.
Los clásicos previeron la Revolución en sociedades de alto desarrollo capitalista, donde se suponían las condiciones materiales y espirituales para dar el salto. Pero la historia, como dijo un filósofo, comenzó a desenrollar su madeja por la punta contraria.
Es así que la Revolución se ha dado en países de poco desarrollo del capitalismo. Esa realidad implica la necesidad de crear las condiciones de existencia que soporten la espiritualidad revolucionaria.
Los reformistas frente al reto reculan, y proponen que sea el capitalismo el que cree las condiciones para el Socialismo. Con esa justificación y por diversas vías lo impulsan.
La experiencia revolucionaria mundial, nos dice que es la Revolución la que debe crear sus propias condiciones. En ese empeño se forman la economía socialista y, simultáneamente, el hombre socialista. Ya se han descubierto los instrumentos para avanzar, establecer las relaciones humanas socialistas, siendo la Revolución la que dirija el proceso.
El principal de estos instrumentos es el Trabajo Colectivo Voluntario, y de él se desprende el Partido. No es pensable una Revolución, un revolucionario sin Trabajo Colectivo Voluntario. Así como no es pensable una Revolución sin un Partido Revolucionario.
El Trabajo Colectivo Voluntario resume las condiciones de existencia necesarias para soportar la Conciencia del Deber Social. Es decir, reproduce la esencia del Socialismo, es reflejo de la voluntad socialista, y al mismo tiempo es su construcción.
Esta Revolución que entra en etapas de definición necesita encarar el trabajo voluntario como una acción principal. Es necesario que se haga una costumbre y una necesidad existencial. La calidad de una Revolución, de una organización revolucionaria, será en gran medida la calidad de su trabajo voluntario.
Son la Clase Obrera y la esfera dirigente de la Revolución los principales llamados a impulsar el trabajo voluntario.
La Clase Obrera tiene allí un instrumento para encontrarse con su ideología, para entenderse como clase llamada a liberar a toda la sociedad del trabajo enajenado, única manera de liberarse ella misma de la esclavitud capitalista.
El Trabajo voluntario, el que se hace en bien de la sociedad sin pedir nada a cambio, sólo la satisfacción del deber cumplido, le devolverá a la Clase Obrera y a toda la sociedad su dimensión social. El hombre del trabajo voluntario dejará de ser un náufrago, para encontrarse con sus semejantes en la alegría de trabajar y entrelazarse con el fruto de su trabajo, reconocerse en él.
En esa comunión en el trabajo, o mejor, sólo en esa comunión en el trabajo el hombre recuperará su condición social, la entenderá.
La dirección de la Revolución, paradigma para toda la sociedad, debe ser impulsora del trabajo voluntario. Allí, compartiendo, construyendo en comunidad, seguro mejorará su comprensión del proceso.
No es fortuito que el Che, haciendo Trabajo Colectivo Voluntario, o Fidel cortando caña, sean emblemas de la única Revolución Socialista que permanece.
¡Chávez es Socialismo!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario