Los acontecimientos históricos pueden estudiarse desde diferentes ángulos, todos válidos, pero siempre parciales, unilaterales. Asimismo, cada suceso tiene un punto de vista que lo marca, que lo define, que lo distingue. En consecuencia, podemos decir que la elección de Chávez en 1998 fue un acto principalmente político, las Misiones son actos esencialmente sociales, la recuperación de los campos petroleros por PDVSA, es un acto marcado por lo económico, y que al 12 de Abril lo caracteriza un sentimiento.
Fue un honor histórico participar en aquellas jornadas. Pocas veces un pueblo nos muestra su lado humano con la luz de aquel abril: todos hermanados, todos unidos, fundidos en el sentimiento altruista de no dejarse arrebatar la esperanza. El llanto, era el llanto de la dignidad, las lágrimas mostraban la voluntad de un pueblo por recuperar su historia, salir del letargo puntofijista, y mostrarse hijos de Bolívar, Fabricio Ojeda, y del Che.
El 12 de abril lo recordará la historia como el inició de la Revolución Socialista en Venezuela. El espíritu de la Comuna de París envolvió el país, la brisa de la Sierra Maestra, y la grandeza del Palacio de Invierno, pero sobre todo la fuerza cívico militar del Ejército de Bolívar renacieron en las calles de esta patria. Esos días construimos dos pilares de la Revolución: el sentimiento y el líder. Supimos de la fuerza creadora de un pueblo en la calle.
Regresó el Comandante, y nosotros nos sumergimos en la fiesta.
Después, entendimos que la alegría no es triunfo, para construir el sueño necesario es sacar a los mercaderes del templo. La lucha no había terminado, la tarea apenas comenzaba. El objetivo es el sistema que origina miseria.
Nos dijo Chávez: Cristo es Socialista, Judas es capitalista. He allí la estrategia, hacernos cada vez más Cristo y menos Judas. Construir una economía de todos y no una donde los propietarios sean Iscariotes que ponen la ganancia por encima de la vida.
Bolívar sentenció: “por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza”. Y recordamos a Martí: “más pueden trincheras de ideas que trincheras de piedra”. Comprendimos que salir a la calle no es suficiente, hay que salir para defender y también para construir. Y entendimos que para edificar un mundo mejor, son imprescindibles la organización y la conciencia. Ahora nos preparamos, organizados y con conciencia, para futuros combates. En la próxima batalla iremos a construir nuevos pilares revolucionarios, y no la abandonaremos hasta ver los rayos del sol bolivariano.
¡Chávez es Patria!
¡Patria es Socialismo!
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