14.4.10

NUESTRA MENTE CAPITALISTA

El camino hacia el Socialismo es ante todo una liberación de la mente, del alma. El hombre que estaba prisionero en las necesidades del capitalismo, en la imposibilidad de alcanzar su plenitud, debe romper las cadenas y entrar en el mundo de la libertad, en el rescate de su humanidad, dejar de ser una mercancía.
Es difícil, la liberación es dolorosa como un parto, es una aventura, es volar sobre acantilados sin redes de seguridad, da vértigo. Es una proeza romper la seguridad de la costumbre cuando todo está previsto, cuando se conoce el camino iluminado con mortecinas luces del pasado.
La tentación de cambiar para que nada cambie, de no ir al fondo, a la raíz, y la tranquilidad de pensar que los cambios en la superficie son suficientes, es una compulsión que marca muchas propuestas en épocas de Revolución.
Las revoluciones, como una ley, llevan en su seno la mayor defensa del sistema que pretenden superar. Una Revolución es en gran medida una lucha feroz contra sí misma.
Siempre es así, a Bolívar quisieron coronarlo monarca, sin embargo no abolieron la esclavitud sino años después de su asesinato. Les era más fácil regresar al pasado que ir con decisión al futuro.
Cuando cae Pérez Jiménez, bien lo dice Fabricio: "El 23 de Enero de 1958, lo confieso a manera autocrítica y creadora, nada ocurrió en Venezuela, a no ser el simple cambio de unos hombres por otros, el 23 de Enero, hubo sólo eso: un cambio de nombres.”
Es conocido el hecho que después de sesenta años de socialismo soviético, aparecieron súbditos de los zares que los reverenciaban, exhibieron sus cuadros que escondían en los subterráneos. El pasado volvía con aliento asombroso: Kérensky regresaba para vencer a Lenin y a Trotsky, la democracia burguesa se imponía al Socialismo.
La Revolución Cubana enfrentó, y aún después de más de medio siglo, enfrenta una feroz lucha interna. Fidel lo alerta con claridad: a la Revolución la pueden destruir desde adentro.
Aquí en Venezuela, en la Revolución Bolivariana ocurre una fortísima lucha interna que se manifiesta en todos los rincones del proceso. La disputa aflora en la teoría y en la práctica.
Los restauradores tratan de morigerar los cambios, de no ir a las profundidades donde las acciones son definitivas. Proponen miles de fórmulas donde el capitalismo no es superado, al contrario, pretenden incorporarlo a la construcción socialista. Algunos importantes hasta plantean el absurdo de ¡formar empresas capitalistas promotoras del Socialismo!
La propuesta tiene el mismo origen psíquico de los cuadros escondidos de los Zares, de la resistencia a la abolición de la esclavitud, es atadura al pasado.
El Socialismo sólo es posible con Socialismo. Es necesario “descapitalizar” la mente de los revolucionarios. ¡No hay atajos hacia el Socialismo! El camino es uno sólo: acabar con la hegemonía nosocial de los medios de producción, rescatar la conciencia de sociedad, superar al capitalismo.
¡Chávez es Socialismo!
¡Sólo los Socialistas construyen al Socialismo!

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