Las sociedades se integran con el trabajo, con la acción social, y se fragmentan con el trabajo individual. De aquí que jornadas que movilicen a toda la sociedad son instrumentos pedagógicos para la educación socialista, para la formación del hombre socialista.
Podemos entonces decir que una de las medidas de la integración de una sociedad será su capacidad de movilizarse alrededor de objetivos altruistas.
La Revolución Bolivariana, que marcha hacia el Socialismo en medio del asedio espiritual y material del capitalismo, debe tener en alta prioridad la movilización social, ésta debe ser permanente, tener espacio, organización.
El trabajo voluntario, mal tratado por nosotros, justo es reconocerlo, lo asumimos frecuentemente como una ocasión para la publicidad, o como oportunidad electoral, debe ser rescatado en su importancia formadora, transformado en institución, en instrumento para la formación de la Conciencia del Deber Social, en ocasión para la movilización de todo el pueblo. Todos deben participar de acuerdo a sus posibilidades, pero siempre con la emoción de estar dando a la sociedad su esfuerzo.
La movilización política es también una elevada escuela de formación socialista en la calle, todos unidos manifestando la voluntad, el sentimiento, la pasión en torno a objetivos políticos humanistas, generosos. Es ejercicio de unión, de fraternidad, allí se estrechan lazos que van fraguando la integración social, razón del Socialismo.
La época electoral está llena de muchos peligros, uno de los principales es la paralización del movimiento de las masas. Así, éstas son atrapadas por la costumbre, la parsimonia, la quietud, y limitan su participación política, en el mejor de los casos, al acto de votación. Se olvidan las acciones en conjunto, de calle, en colectivo, se profundiza el egoísmo que sustenta al capitalismo.
Ahora cuando la sociedad atraviesa época electoral oligarca, llena de extravíos y tentaciones, es necesario profundizar las acciones de la movilización que integra: el trabajo voluntario y las manifestaciones políticas deben ser eje de la actividad de los revolucionarios. De las elecciones debemos salir triunfantes, pero también amolados para los combates que ya se asoman en el horizonte.
Los motivos para movilizar a la sociedad abundan, algunos serían: repudio a las agresiones que todos los días hacen voceros imperiales contra la Patria, contra el Comandante, contra el Socialismo. Reafirmación diaria de la voluntad de defender el derecho a ser soberanos.
En lo internacional, una campaña sistemática, organizada, constante, para exigir la libertad para los Cinco Héroes Cubanos, luchadores antiterroristas que permanecen secuestrados en las cárceles del imperio. Sería muestra concreta de antiimperialismo.
La solidaridad con Cuba es además de un deber fraternal revolucionario, una acción política contra los planes de las oligarquías mundiales, que agreden a la isla de Martí y a Venezuela.
Es necesario mover a la sociedad, es necesario que el motor magnífico de la movilización comience a girar.
No podemos perder de vista que la agresión que desde ya sufrimos se desarrollará a toda plenitud después de septiembre. Sea cual sea el resultado los oligarcas atacarán con fuerza.
¡Chávez es Socialismo!
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