9.1.10

¿TIENE FUTURO LA HUMANIDAD ?

Nosotros respondemos que sí, que la especie humana, dueña del pensamiento y del amor, está destinada al excelso papel de ser Dios, guardián de la armonía de la naturaleza, de su equilibrio vital, de su evolución, de su conocerse a sí misma. Esta especie, el hombre, merece ser salvado, y se puede salvar.
Nosotros creemos que el Hombre Nuevo es posible, que la Humanidad Nueva no es una utopía, que el Mundo Nuevo no es una quimera.
Creemos que nos espera una era luminosa cuando la Humanidad se sane de la peste capitalista. Y estamos seguros que a nosotros nos está dado un papel trascendente en este proceso de curación. Veamos.
El imperio capitalista, por boca del Presidente Obama, ha expuesto su filosofía de dominación: el eje de esa dominación es el empleo de su descomunal fuerza militar. He ahí su debilidad.
Los revolucionarios debemos oponer a la fuerza de las armas, la fuerza de las ideas, de la justeza de las ideas, son ellas el eje de la liberación, las que darán fuerza a las armas de la emancipación.
Es un equívoco pensar que las armas dan fuerza a las ideas. Los movimientos que cometen este error están destinados al fracaso.
De allí que la gran tarea de la Revolución Bolivariana es imbuir al pueblo, a la masa bolivariana, de la gravedad del peligro que enfrentamos e involucrarlo en la solución de la batalla.
Sea cual sea la solución al dilema existencial que hoy afrontamos, siempre pasará por una inmensa movilización del pueblo. Es impensable una solución sin la participación activa del pueblo, sin su sacrificio, sin su ejemplo, su comprensión.
Esa es la tarea principal del PSUV: movilizar al pueblo alrededor del reto existencial que hoy confronta la humanidad. Señalar al capitalismo como culpable de la tragedia ecológica, relacionarlo con los problemas cotidianos, y exponer al Socialismo como la solución de todos estos males.
Debemos ser ejemplo para el mundo, demostrar que hay futuro, que una sociedad puede liberarse de la lógica del capitalismo y rescatar la armonía con la naturaleza. Estamos llamados a ser guías para los pueblos de los países desarrollados. Sabemos que sin el concurso, sin el esfuerzo de esas sociedades, todo será vano.
Para eso es necesario creer en este pueblo, saberlo capaz de saltos heroicos, de entender la necesidades históricas, de elevarse por sobre lo pequeño, de reeditar las gestas de los próceres.
Hay que intentarlo, correr el riesgo. Debemos romper el círculo infernal del halago electoral, de la situación perversa de convocar al pueblo a elecciones donde sólo se percibe lo inmediato: quién da más.
Hay que decirle la verdad al pueblo, sacarlo de la mezquindad del entorno, convocarlo para la grandeza de lo universal, demostrarle que sólo siendo grandes, y dando en grande, podremos resolver los pequeños problemas.
Es nuestro deber hacerle llegar el grito desesperado de la naturaleza que muere, tener fe en que, como en la época de la independencia, acudirá al llamado.
¡Chávez es la Paz!

No hay comentarios.: