Sabe el enemigo que un ejército sin jefe es inútil, fácil presa. En la Revolución Bolivariana el jefe es Chávez, eso lo detectó temprano el imperio y contra él enfiló sus armas. Desde siempre lo tienen como objetivo, contra él planifican magnicidios, golpes, saben que sin el Comandante la Revolución, esta Revolución, no hay otra, se derrumba.
Los ataques a Chávez tienen dos vertientes: una, la evidente, por ejemplo, orlando urdaneta amenazando desde Miami con el magnicidio, o los ataques destemplados de teo y allup, a esos todo el mundo los detecta, los reconoce, sin embargo, la otra vertiente es más sibilina y por eso más peligrosa. Veamos.
Esta segunda vertiente es fuerte porque se nutre de una ideología: el anarquismo. Surgiendo de las entrañas de la pequeña burguesía y de los marginales, le da sustentación a tesis disolventes, y le abre espacio a los oportunistas.
En pocas palabras, esta corriente plantea un ejército sin jefatura, la dirección se diluye en la masa, o lo que es lo mismo, no existe, el camino se recorrerá de forma espontánea.
Esta corriente se presenta de manera muy inteligente: aparecen como impulsores del poder popular, cuando en realidad son disolventes de la fuerza del pueblo, recordemos que pueblo desorganizado, sin dirección, es una masa amorfa, incapaz de hacer cambios. Prestigian el poder de la base, como pretexto para minar el liderazgo de la jefatura.
En estos días, después de agotada la ideología pequeño burguesa, después de fracasar, cuando ya no tienen nada que proponer, ahora se disponen a voltear la mesa, romper la lámpara.
Preparan una especie de orgía, de jaquerie, de motín político, sin más contenido que las compulsiones individuales, y sin más propósito (aunque velado) que pulverizar el liderazgo de Chávez. De ese festín saldremos con un ejército sin cabeza, con un movimiento, con un gigante sin dirección. Estaremos listos para el degüelle.
La dirección del PSUV, para asombro, decide no dirigir, no girar instrucciones en medio de la batalla. Nos dicen que las bases decidirán la fórmula para elegir los candidatos a diputados, y adelanta que podrían ser mitad electos por el congreso, mitad por primarias, o variantes de esta fórmula. Comentemos.
Las elecciones de septiembre no son un episodio trivial donde se puede dar cauce a los ensayos populistas de la clase media, se trata de una Batalla contra el Imperio, ni más ni menos, a la que debemos ir con una jefatura sólida, confiable, esa jefatura es Chávez, que no aparece por ningún lado en las declaraciones de la dirección del partido.
¡Chávez, que es el Comandante de la Revolución, debe ser protagonista en la elección de los candidatos!
Debemos derrotar las tendencias internas que debilitan el liderazgo del Comandante, desde aquellos que hablaron de hiperliderazgo, hasta éstos, que en nombre de una supuesta democracia lo desconocen.
Los antichavistas pretenden “abusar de la credulidad de las bases”, pero aquí no se repetirá San Pedro Alejandrino.
¡Chávez!
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