17.9.09

¿CUÁL MUNDO CONSTRUIREMOS?

Una Revolución sólo es posible si tiene como objetivo cambiar radicalmente al mundo, al hombre, a la sociedad. De otra manera, con metas subalternas, no podría convocar la energía social necesaria que la impulse, y será irremediablemente atrapada por la restauración oligarca. El esfuerzo que requiere la hazaña revolucionaria sólo se justifica si el fin tiene esa grandeza.
La Revolución tiene en su esencia los móviles necesarios para suscitar la proeza. Veamos.
Un sistema social produce un tipo de hombre, una sociedad que le es propia, ansina, el capitalismo formará un tipo humano que le es característico. Para conocerlo, un ejemplo será suficiente.
Veamos cómo se comporta el humano, la sociedad del país emblema del capitalismo: los Estados Unidos de Norteamérica.
Tomemos una noticia que hoy da la vuelta al mundo: nos cuentan las agencias noticiosas que el Presidente Obama es acusado en su país de ¡Socialista! Esta acusación se desprende de un Programa de Salud que él propone al Congreso y que contempla extender la cobertura de seguro médico a los pobres de aquel país.
La intención del plan es poner coto a las aseguradoras, que todos los años suben las primas y dejan estables las coberturas, restringiendo así las posibilidades de seguro a sólo una pequeña fracción de la sociedad. La posibilidad de que el Estado asegure la salud a los pobres ha originado fuertes manifestaciones, la justificación y las consignas que mueven las protestas nos dan una idea del alma de aquella sociedad, veamos:
“Con mi seguro no te metas”. “Que no se gasten los impuestos en favorecer a los pobres”. “Que el Estado no intervenga en la economía”.
La intención de la protesta es dejar desamparados a los pobres, que se embromen. La fracción que se apropia de la riqueza, los poseedores, no se importan de la vida o de la muerte de las mayorías desposeídas.
Crean así una sociedad de privilegios, cruel, cultivo de la inseguridad, de egoísmo, desamparo, inhumanidad.
En contraste, veamos el comportamiento del hombre de la sociedad socialista y tomemos como ejemplo a Cuba.
En aquel país, bastión del Socialismo, los niveles de solidaridad son únicos en el mundo. La humanidad sin ninguna restricción cuenta con el amor militante de la sociedad cubana, hasta los Estados Unidos, su cruel enemigo, fue objeto de muestras de esa solidaridad cuando la tragedia del Katrina. En esa oportunidad el capitalismo dejó sin manto protector a las víctimas, y médicos cubanos estaban prestos a ayudar a ese pueblo. Son cientos de países los que han sentido el afecto de la sociedad Cubana.
Aquella sociedad prefigura el futuro luminoso. Allá los niños caminan alegres por las calles, protegidos por todos, los índices de delitos son de los más bajos del mundo, nadie se acuesta sin comer, y la salud, educación, recreación, están garantizadas para todos.
La sociedad se importa por el destino de todos, y cada uno se importa por el destino de la sociedad.
Estamos en la encrucijada, de nosotros depende cuál mundo construiremos.
¡Chávez es Socialismo!

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