Si es la Clase Obrera pilar fundamental de la Revolución , es lógico pensar que es allí donde aflorarán las contradicciones fundamentales de la contienda.
Lo que pase dentro de la Clase Obrera será reflejo del país y en el país se reflejará. Vale la pena estudiarla.
La Clase Obrera se hace revolucionaria, fundadora de mundos, cuando se encuentra con su ideología. Antes, dirigida por la ideología hegemónica, la del capitalista, es clase orgánica con el sistema capitalista y en esas condiciones lo defiende, es uno de sus muros defensivos.
Las contradicciones principales de la Revolución también lo son de la Clase Obrera: la contradicción de individuo y sociedad, de clase y sociedad, de egoísmo y amor.
Hoy en la Revolución Bolivariana la oligarquía busca trinchera para guarecerse, procura contingentes que la defiendan, por eso estimula a los colonizados por la ideología de la dominación, activa el pensamiento nosocial instalado en el alma del dominado y generado en la propiedad nosocial de los medios de producción.
La arremetida tiene como eje central activar el egoísmo, el individualismo.
Hacia allá apuntan las cuñas de cedice: intentan crear miedo al despojo. La desnudez, el arrebato de lo personal, son endosados a la Revolución.
Simultáneamente montan golpes de Estado, ya Quiroz Corradi lo delata en sus artículos. Preparan lo que ellos llaman ingobernabilidad.
Producen desabastecimiento. En donde pueden protestan, acusan, deforman.
Con la complicidad de los medios van creando imagen de desastre: poco a poco animalizan a los chavistas y al Comandante, de esa manera preparan genocidio y magnicidio, “acabar con la plagas es beneficioso”.
Buscan explotados, esclavizados mentales, para que ejerzan la función de defensores de sus propios verdugos.
Intentan penetrar en los barrios, y en cierta medida lo han logrado. Cabalgan en nuestras grietas ideológicas. Cuando estimulamos formas egoístas le abrimos camino a la manipulación oligarca, cuando vemos sólo lo material y descuidamos la formación política e ideológica, les dejamos campo.
En las grandes industrias del Estado, vale decir, de la sociedad, han focalizado todas sus fuerzas, allí quieren plantear el escenario final.
Tienen agentes que cabalgando el egoísmo, el individualismo, intentan construir una fuerza que les sirva para yugular a la Revolución. El engaño, la falta de visión, la codicia, prende en sectores de estas industrias.
Es necesaria una arremetida ideológica revolucionaria, la batalla se gana en ese terreno, es allí donde se afinca la oligarquía.
La Revolución debe hacer entender a los trabajadores que la construcción del Socialismo significa la mayor reivindicación de la clase: sólo en el Socialismo se conseguirán verdaderamente las mayores reivindicaciones obreras, las materiales y las espíritules.
Sólo con el Socialismo el hombre volverá a ser humano, a ser dueño de su vida, a trabajar sin la compulsión de la sobrevivencia, al contrario: el trabajo liberado será realización de sus mejores potencialidades.
La Revolución debe llevar a la masa trabajadora la convicción de que vale la pena luchar por el Socialismo y es un crimen atentar contra él.
¡Chávez es Socialismo!
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