Un hilo vital enlaza la trayectoria de estos tres revolucionarios, los tres forman parte de un mismo intento histórico. Veamos.
Después de la caída del Che en Bolivia, y de la profundización de la coexistencia pacífica que patrocinaba la Unión Soviética, la vía armada revolucionaria fue dejada en el hombrillo de la historia, tomando su lugar la vía pacífica para hacer Revolución.
No nos ocupemos de los que escogieron este camino para disfrazar su deslizamiento al campo oligarca. Hablemos de los auténticos revolucionarios y las enseñanzas que su trayectoria nos deja.
La Revolución pacífica necesita mucho estudio, análisis para descifrar sus leyes. De allí que la experiencia de Allende sea buen material para investigar.
Allende es el primer intento de hacer una Revolución por vía pacífica, batallando dentro del campo oligarca, con sus leyes e instituciones. Veamos qué fuerzas comienzan a actuar cuando esa Revolución pacífica comienza a desplegarse.
Cuando Allende gana las elecciones el primer elemento importante es que, aún antes de tomar posesión del cargo, el imperio decreta su derrocamiento. No había tomado ninguna decisión y el imperio disponía su caída.
Primera enseñanza, el imperio no perdona a una Revolución, pacífica o armada, no necesita excusa, contra ella siempre enfila toda su fuerza.
El segundo elemento importante es que las fuerzas oligarcas internas se unen contra la Revolución pacífica. Sobre todo usan su poder mediático. Uno de los elementos que más daño hacen a la Revolución pacífica son los medios en manos enemigas.
Segunda enseñanza, una Revolución pacífica tiene que resolver el acoso mediático con rapidez, sino éste irá acribillando el alma del pueblo.
Ahora bien, la fuerza más importante de la contrarrevolución no es la fuerza de las armas ni el poder mediático, es la corriente reformista que habita en el seno de la Revolución.
Por las mismas características de su arribo al poder, ganando unas elecciones oligarcas, que requieren alianzas con sectores menos comprometidos, la Revolución pacífica llega al poder cargada de reformismo.
Ese reformismo, a medida que la Revolución avanza, intenta imponer sus vacilaciones: plantean ir poco a poco, hacen concesiones al capitalismo, inventan fórmulas atenuadas de capitalismo, lanzan puentes hacia los oligarcas, se deslizan hacia el centro, proponen pactos, diluyen la lucha de clases. Desdibujan a la Revolución.
De esta manera, cumplen su papel: dejar sin alma a la Revolución pacífica, enmarañarla con la democracia oligarca, debilitar al líder, presentarlo a lo sumo como un buen gobernante, que ha hecho cosas, construido obras, nunca como un transformador de estructuras sociales. Así la opción revolucionaria se parece a cualquier otra opción que pueda presentar la oligarquía, se diferencian en la cantidad, no en la calidad.
El papel del reformismo interno es hacer que el pueblo se divorcie de la Revolución, se aleje, pierda la emoción. Y después que esto sucede el terreno está servido para que actúe el fascismo.
Tercera enseñanza, la Revolución pacífica debe profundizarse espiritual y materialmente, sólo así mantendrá al Pueblo a su lado.
¡Con Chávez avanzaremos hacia el Socialismo!
Después de la caída del Che en Bolivia, y de la profundización de la coexistencia pacífica que patrocinaba la Unión Soviética, la vía armada revolucionaria fue dejada en el hombrillo de la historia, tomando su lugar la vía pacífica para hacer Revolución.
No nos ocupemos de los que escogieron este camino para disfrazar su deslizamiento al campo oligarca. Hablemos de los auténticos revolucionarios y las enseñanzas que su trayectoria nos deja.
La Revolución pacífica necesita mucho estudio, análisis para descifrar sus leyes. De allí que la experiencia de Allende sea buen material para investigar.
Allende es el primer intento de hacer una Revolución por vía pacífica, batallando dentro del campo oligarca, con sus leyes e instituciones. Veamos qué fuerzas comienzan a actuar cuando esa Revolución pacífica comienza a desplegarse.
Cuando Allende gana las elecciones el primer elemento importante es que, aún antes de tomar posesión del cargo, el imperio decreta su derrocamiento. No había tomado ninguna decisión y el imperio disponía su caída.
Primera enseñanza, el imperio no perdona a una Revolución, pacífica o armada, no necesita excusa, contra ella siempre enfila toda su fuerza.
El segundo elemento importante es que las fuerzas oligarcas internas se unen contra la Revolución pacífica. Sobre todo usan su poder mediático. Uno de los elementos que más daño hacen a la Revolución pacífica son los medios en manos enemigas.
Segunda enseñanza, una Revolución pacífica tiene que resolver el acoso mediático con rapidez, sino éste irá acribillando el alma del pueblo.
Ahora bien, la fuerza más importante de la contrarrevolución no es la fuerza de las armas ni el poder mediático, es la corriente reformista que habita en el seno de la Revolución.
Por las mismas características de su arribo al poder, ganando unas elecciones oligarcas, que requieren alianzas con sectores menos comprometidos, la Revolución pacífica llega al poder cargada de reformismo.
Ese reformismo, a medida que la Revolución avanza, intenta imponer sus vacilaciones: plantean ir poco a poco, hacen concesiones al capitalismo, inventan fórmulas atenuadas de capitalismo, lanzan puentes hacia los oligarcas, se deslizan hacia el centro, proponen pactos, diluyen la lucha de clases. Desdibujan a la Revolución.
De esta manera, cumplen su papel: dejar sin alma a la Revolución pacífica, enmarañarla con la democracia oligarca, debilitar al líder, presentarlo a lo sumo como un buen gobernante, que ha hecho cosas, construido obras, nunca como un transformador de estructuras sociales. Así la opción revolucionaria se parece a cualquier otra opción que pueda presentar la oligarquía, se diferencian en la cantidad, no en la calidad.
El papel del reformismo interno es hacer que el pueblo se divorcie de la Revolución, se aleje, pierda la emoción. Y después que esto sucede el terreno está servido para que actúe el fascismo.
Tercera enseñanza, la Revolución pacífica debe profundizarse espiritual y materialmente, sólo así mantendrá al Pueblo a su lado.
¡Con Chávez avanzaremos hacia el Socialismo!
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