8.2.08

LA REVOLUCIÓN INERME

¿Pasaremos a la historia como la Revolución inerme? La Revolución Bolivariana no puede pasar a la historia como una víctima más del imperio, debemos defenderla.

La supervivencia de la Revolución requiere de nuestra mejor inteligencia. Es necesario identificar al enemigo, estudiar sus métodos de ataque y prepararnos en consecuencia.
El enemigo, lo anunció el Comandante, es el imperio capitalista. Es así, nos enfrentamos a la mayor potencia que la humanidad haya conocido, sumamente inteligente y con abundantes recursos militares, pero débil, porque no la acompañan ideas justas, sus luchas son en esencia mercenarias.
Nosotros tenemos la razón, nos guían ideas justas, amorosas, sustentadas en la pasión de quién lucha por ideales nobles.
El enemigo imperial ha conseguido desarrollar técnicas de dominación de la voluntad colectiva que lo capacitan para manipular no sólo a su sociedad, a la que mantienen narcotizada, sino también a la población mundial, a la que mantienen atemorizada, engañada, hipnotizada.
Sus mejores armas no son las convencionales, sus sobresalientes cañones son los medios de deformación, principalmente la televisión. Con ella han tejido una poderosa red mundial de manipulación que tiene su centro en el norte: desde allí se fabrican reputaciones, se desprestigian gobiernos, se decretan terroristas, se justifican invasiones, se ocultan verdades, se construyen miedos, crean necesidades, en resumen, se dirige la voluntad colectiva.
Hoy aquí en Venezuela estamos sufriendo una agresión de grandes proporciones, comparable al mayor ataque que haya sufrido algún país en toda la historia humana. Veamos.
Las televisoras del mundo, guiadas por las embajadas gringas y las agencias centrales de información tipo CNN y Fox, están creando mundialmente la imagen de un Chávez “adicto a la droga”, “terrorista”, “aliado a las FARC” y demás desprestigios. Las televisoras “nacionales”, aliadas al imperio, repiten sumisas y manipulan a la colectividad para hacer del desabastecimiento un problema de vida o muerte, y para magnificar la inseguridad como si fuese obra intencional de la Revolución. Presentan la salida de Chávez como la solución a estos problemas.
El ataque es inédito, nunca se había lanzado una agresión de esta magnitud ni de estas características, se trata de una operación masiva de vicariato, de sustitución psíquica, que fue aplicada con éxito para ocultar el autor del derribo de las torres gemelas y para justiciar la invasión a Irak. Nosotros no esperábamos invasión hipnotizante ¡Estamos inermes frente a la agresión!
No la identificamos. Nos comportamos distraídos, como si viviéramos entre amigos, discutiendo todavía si somos o no somos anticapitalistas, o sobre el sexo de los ángeles.
Dejamos sólo al Comandante en la batalla contra la invasión manipuladora. Nuestras televisoras están al margen de la contienda feroz. No hay respuesta orgánica del Estado revolucionario. Esta guerra necesita nuevas técnicas, contenidos y enfoques.
Es urgente construir un Estado Mayor de la Comunicación, la formación y la información, que enfrente junto a Chávez la invasión, que construya trincheras de ideas, fortalezca la ideología revolucionaria, que es la munición de los cañones mediáticos de esta batalla. Es necesario desechar las ambigüedades.
¡Chávez es Socialismo!

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