No nos gusta escribir las columnas cuando debemos tratar estos temas. Nos da una mezcla de pena ajena y desagrado por tener que ocuparnos de las incontinencias de los que debían dar ejemplo por el cargo que ocupan.
El Canciller Maduro, al ser inquirido en un programa de televisión sobre las guerrillas y la lucha armada, soltó una serie de dislates que además de innecesarios son ofensivos para la memoria revolucionaria de este pueblo.
Nos vemos obligados a decir algunas cosas sobre estas desgraciadas declaraciones.
No vamos a entrar en las consideraciones psicológicas que llevan a nicolás a aprovechar un auge momentáneo de las posiciones de derecha para desbocarse y atacar conductas dignas.
Nos queremos referir a la conducta política que acompaña a los que como nicolás hablan, y llamarlo a la reflexión.
Los primeros que en este país arremetieron contra la gesta guerrillera con el mismo desprecio y la misma saña que nicolás, fueron los del MAS, que venían deslizándose desde posiciones reformistas en tránsito franco hacia el capitalismo. En esas condiciones, les era exigido desligarse de las posiciones consecuentemente revolucionarias, y lo hicieron.
Teodoro se burló, igual que nicolás, de los guerrilleros, Manuel Caballero todavía vive de eso, y por esa misma vía se fueron Américo Martín, Fredy Muñoz y un rosario de renegados.
Se burlan de esa etapa histórica, la trivializan, porque así les pesa menos en la conciencia su deslizamiento hacia las posiciones oligarcas. Deformando, desdibujando a los que lucharon por el Socialismo, les es más fácil traicionarlo. Después ha quedado como una costumbre, como un salvoconducto: cuando un político quiere congraciarse con la derecha, debe burlarse de la gesta heroica del sesenta.
No sabemos si ese es el caso de nicolás, o si padece la enfermedad muy común de la incontinencia verbal que afecta a los políticos.
Si ese es el caso, le queda el recurso de retractarse, que lo enaltecería como revolucionario: errar es humano, y reconocer las metidas de patas es propio de hombres enteros.
La posición de nicolás, que es en el mejor de los casos incontinencia, enrarece la discusión e impide el análisis riguroso de la vía y los métodos revolucionarios. Precisemos.
Primero, la gesta guerrillera de los sesenta fue un intento heroico de retomar el rumbo revolucionario que los reformistas y etapistas, los mismos que todavía andan por allí cuentiando, entregaron el 23 de enero.
Se puede decir que hubo equivocaciones, lo que no se puede negar es que esa gesta es parte del acervo revolucionario de este pueblo, que está en la raíz de las posibilidades revolucionarias de hoy, del ímpetu revolucionario que nos acompaña.
Segundo, las vías, las formas de lucha de la Revolución, son todas legitimas, ninguna se puede desechar, su uso lo define las circunstancias. Esto debería ser objeto de una discusión mas seria que la que nos plantea maduro. Nada más recordemos que nos preparamos para una guerra de resistencia, cuya esencia es la lucha guerrillera.
¡Criticar es Amar!
José Martí
José Martí
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