15.2.08

JAUA

A Elías Jaua no lo conocemos, no sabemos de su capacidad, lo presumimos eficiente. Él viene a esta columna porque en días pasados asistimos a un Aló Presidente donde Elías fue duramente exigido por algunas deficiencias que allí se presentaron.

El incidente es propicio para algunas reflexiones.
Previamente debemos decir que el Ministro estuvo a la altura de aquellas circunstancias que han debido ser muy desagradables para él, en ningún momento desentonó, al contrario, con su reacción mesurada dio muestra de lealtad y de sentido histórico, eso merece reconocimiento.
No vamos a hablar de agricultura, ni de producción de leche, opinaremos sobre los métodos de dirección, los errores que comete la Revolución, y las bases ideológicas de los extravíos. Veamos.
Creemos que hay una desviación anarcoide en la organización Revolucionaria. Expliquemos.
La organización política y social no forma parte del Estado nacional, no integra a la sociedad, al contrario, la fragmenta y por tanto hace imposible que el Estado Revolucionario sea eficiente.
Es así, existen miles de consejos comunales, pero no existe un tejido que vaya desde lo local a lo nacional. Existe una organización política, el PSUV, débil, enmarañado en sus extravíos ideológicos.
Con esta carencia de organización nacional política y social, el Estado se aísla de la sociedad, es por eso que a los Ministros se les exige la imposible tarea de chequear ¡personalmente! a todo el país.
Si funcionara el tejido de los consejos comunales, si estos se comunicaran desde lo local a lo nacional, entonces el problema del asfalto de una carretera, el asunto de unas vacas que no producen ni como chivas, o cualquier otro problema local, llegaría con facilidad a las instancias de gobierno correspondientes para su solución.
Lo mismo se puede decir del Partido, si este funcionara, si cumpliera su labor, se solucionarían muchos de los problemas que hoy confrontamos: la masa y el individuo tendrían vías para ser oídos y para oír, la vigilancia revolucionaria existiría.
Construir esta organización es necesario, urgente, con ella podremos hacer frente a la ineficiencia y a la oligarquía. Ahora bien, siempre debemos ir al origen ideológico de los problemas.
Ya detectamos una desviación anarcoide en la organización política y social, pero, además de esta desviación, existe un problema con el híbrido económico que nos propone la pequeña burguesía o, dicho más directamente, el “capitalsocialismo” no funciona, porque el capitalismo en esa convivencia contra natura crea los problemas, obstaculiza su solución y, lo que es peor, construye la conciencia egoísta para yugular al Socialismo.
Muchos de los fallos que se le imputan a Jaua, tienen su origen en estas desviaciones teóricas del proyecto: el anarquismo tropical y la ideología pequeño burguesa con su propuesta de capitalsocialismo. De allí que la bronca en la lucha contra la ineficacia no debe ser a los hombres sino a las ideas.
¡Chávez es Socialismo!

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