21.6.07

EL PELIGROSO ESPEJISMO

Peligro principal de las revoluciones es el espejismo político. Se trata de una distorsión de la realidad producida por una especie de euforia de trinchera. Expliquemos.

En nuestros altos dirigentes el contacto con la gente se ve impedido por la pérdida de anonimato que empaña la sinceridad de las relaciones en la calle, o por las necesarias medidas de seguridad que los separan de lo que siente la gente.

El encierro, el cerco de las ficciones, nos llevan al fracaso.

Por esta tendencia al aislamiento el alto dirigente debe inventar formas de conectarse con la masa, de percibir su ánimo, de sentir el efecto que en ella produce sus palabras, estas comunicaciones son vitales para la marcha de la Revolución.

Las maneras de establecerlas son variadas y diversos los peligros que conspiran contra ella. Veamos.

Se puede recolectar la opinión de la gente sobre determinado tema, para esto se debe tener un equipo de revolucionarios que reporten lo que oyen en ambientes populares, como areperas, paradas, el metro. Se recolectan así las opiniones adversas y las favorables, se conoce de qué habla la gente y qué los ocupa, cuáles son sus sueños, sus preocupaciones. Este método es superior a las encuestas porque es espontáneo, y retrata el alma, la fuerza anímica sincera de la opinión.

Hay muchas formas de comunicarse con la realidad, cada funcionario debe escoger y aplicar su método de comunicación con el Pueblo. Lo importante es que haga conciencia de esta necesidad. Esta información debe ser analizada, interpretada, pero eso escapa a esta columna.

Ahora bien, existen peligros, obstáculos a la comunicación, que pueden ser muy perjudiciales.

Uno, la soberbia de la burocracia, que rodea al alto funcionario, que se desarrolla hasta tal punto que pretende suplantar a la masa: piensa y siente por ella. Ya no es necesaria la conexión con la masa, esta burocracia la sustituye, ahora la masa es ella. Rodean al funcionario de una barrera impenetrable formada por noticias, observaciones, datos, todos deformados, con la intención de crear una ficción que agrade al “jefe”.

Dos, la soberbia del funcionario, que le impide ser objetivo en la apreciación de la realidad. Sus deseos deforman la visión del mundo, él ve sólo lo que quiere ver y enceguece frente a la adversidad. El destino de estos funcionarios es que un día la realidad los cachetee.

Tres, el sistema de medición por actos, son eventos de partidarios, de allí que la euforia puede engañar al funcionario.

Son una mala medición en una población que ha sobrepasado la veintena de millones, quizá podían ser útiles a estos propósitos en la década del cuarenta, cuando llenar al Nuevo Circo tenía correlación directa con la población, es decir, llenarlo representaba una gran presencia nacional. Hoy no es así, hemos crecido tanto que hasta partidos de quinto nivel pueden llenar el Teresa y hasta el Poliedro.

¡Combatir el peligroso espejismo es una necesidad revolucionaria!

¡Chávez no se negocia!

¡El Socialismo no se negocia!

No hay comentarios.: